N ° 49
Buenos Aires, diciembre 24 de 1999.-
A trece días de asumir la Presidencia de la Nación, Fernando de la Rua volvió a imponer a los argentinos la ‘Cadena Nacional de Radio y Televisión’. Siete minutos para un mensaje de salutación navideño. Algunos pensarán que no es importante, ni tiene gravedad. Otros dirán que en muchos países los presidentes usan este medio para saludar a ‘su pueblo’ en las fiestas.
Pues bien no somos su pueblo, sino que él ‘es nuestro presidente’. No le entregué señorío alguno sobre mi vida, libertad o propiedad ni a este presidente, ni a los anteriores. Tampoco creo que ningún presidente, o rey, o primer ministro, etc. tenga ningún derecho a entrar a mi hogar, ni a ningún otro, para darme un saludo navideño. La Navidad es algo tan personal y separado de la política que usarla con fines políticos es una acto típico del autoritarismo que este siglo promovió.
Los diferentes líderes políticos creen que pueden entrar en nuestras vidas cada vez que quieren, y encima que debemos felicitarnos de tener un ‘padre’ que nos cuida y da consejos. Anoche don Fernando se permitió entre otras cosas recomendarnos ‘cuídense en estas fiestas’. ¿Se creerá el Hermano Mayor de Orwell?. Estoy grandecito, y Ud. señor presidente no es nuestro padre. Apenas pretendemos que sea un buen administrador de la “cosa pública” no que nos trate como sus pequeños vasallos.
Sin embargo el mensaje de de la Rua fue algo más que un simple mensaje navideño. En él mezclo amenazas a la oposición sino le votan el impuestazo, el robo a los ciudadanos que pretende haber saludado, y un anuncio disperso de nuevas medidas.
Algunas de las medidas anunciadas y proyectadas son una verdadera declaración de guerra a los ciudadanos. Pretende obligarnos a que toda operación económica superior a $ 7.000, deba hacerse bancariamente lo cual es un gasto para todos los ciudadanos.
Lo cual explica su asistencia perfecta a la presentación del programa de endeudamiento, junto a su promesa de pago a la banca primero, del ministro Macchinea el martes. Y que los banqueros y sus lobbystas hayan salido a defender el impuestazo que nos robará el dinero de nuestros bolsillos de inmediato. Les promete negocios, que les pagará primero, y que para ello nos quitarán el dinero a los demás argentinos, ¿cómo no aplaudir desde la ‘patria financiera’?
Por eso salieron de inmediato los banqueros a decir que el equilibrio fiscal baja el riesgo fiscal y que hay que aguantarse el impuestazo. Pero grave error de ellos, si quiebran al sector productivo y de servicios, más tarde el equilibrio fiscal será el equilibrio y la quietud de un cementerio.
Además pretende que la DGI/AFIP pueda embargar y apoderarse de cuentas corrientes, bienes, etc. de los deudores impositivos, sin necesidad de orden judicial. Esta amenaza a la libertad y la propiedad es intolerable.
Es también el camino a la inseguridad jurídica.
¿Y qué podemos hacer los ciudadanos cuando el estado no nos paga las deudas, las sentencias judiciales, no nos da seguridad, ni justicia? Jodernos.
El mensaje navideño de guerra del Presidente de la Rua es claro, los ciudadanos somos los rehenes del ‘ogro filantrópico’, como llamó Octavio paz al Estado.
Para los ciudadanos ni justicia, concepto un poco más autoritario aun que aquel del General Perón de: ‘al enemigo ni justicia’. Al Estado todo el poder sobre los bienes y propiedades de los ciudadanos.
Las facultades que se pretende conseguir para la DGI/AFIP son un ataque al principio básico y elemental de nuestra Constitución Nacional y de la república misma. Atacan el derecho de defensa en juicio, pone al estado por sobre los ciudadanos y sus derechos y garantías constitucionales, vulnera la división de poderes.
Siempre dicen que de la Rua es un repúblico, hombre respetuoso de la ley y las instituciones. Pues bien esta sola propuesta basta para mostrar lo contrario, como todo político de raigambre socialista y estatista cree que los ciudadanos están al servicio del estado. Que el estado es un fin en si mismo y por lo tanto todo cuanto sea en beneficio del estado puede serle impuesto a los ciudadanos.
Claro que de la Rua no es un dictador totalitario que quiera llevar el principio expuesto antes hasta las últimas consecuencias, como hicieron Stalin, Lenin, Hitler, Mussollini, Fidel Castro, etc. Pero está abriendo el camino a un ataque contra las libertades y derechos de las personas que son el inicio del autoritarismo.
Hoy las medidas de excepción son contra los ‘evasores y los morosos’. Mañana serán los contreras, o los gitanos, o los judíos, o los capitalistas,..... Siempre que este camino se inició terminó con víctimas. Para algunos parecerá exagerado, pero la Carta Magna, el Fuero Juzgo, los Estatutos de Oxford, el Bill of Rights, las Constituciones de los EEUU y la propia Argentina, han consagrado la inviolabilidad del derecho de propiedad, para poner límite al poder del estado.
También en esos textos históricos se fueron creando mecanismos institucionales como la división de poderes, la igualdad ante la ley, el derecho de defensa en juicio para garantizar la vida, libertad, propiedad y honor de las personas.
Otros desarrollaron la ‘razón de estado’ para agrandar el poder de los políticos. Las medidas que anuncia y proyecta de la Rua van en este camino.
Por ese camino no hay camino ni al bienestar, ni a la riqueza, ni al progreso.