N ° 47
Buenos Aires, diciembre 10 de 1999.-
Mientras se inicia el debate sobre si es conveniente que de la Rua cumpla su promesa de vender el moderno avión presidencial Tango 01 en los EEUU con mayor modestia pretenden que al menos Hillary Clinton y Al Gore, o sus campañas, paguen al menos algunos gastos por usar los aviones de la flota presidencial.
No solo que paguen los pasajes que es una norma legal, sino que dejen de encubrir sus viajes proselitistas en falsas acciones públicas que se utilizan para evitar el pago de los pasajes.
Sucede que en los EEUU si un funcionario utiliza un avión oficial para sus giras debería pagar los pasajes al precio equivalente para uno de primera clase. Pero si en ese viaje por ejemplo incluyen un acto donde se “anuncie” una donación federal a una escuela, organización no gubernamental pro homosexuales, o cualquier otra vanalidad por el estilo, ya puede evitarse el pago del pasaje.
Los motivos ‘oficiales’ esgrimidos para evitar pagar pasajes son ridículos. Pero ningún partido político hace mucha fuerza para terminar con esa corruptela porque todos la utilizan. Ello demuestra que no se trata ni de menemistas, ni alfonsinistas, ni demócratas o republicanos, sino de sistemas y que cuando a los políticos se les deja usar dineros públicos sin control en cualquier país se cometen estas inmoralidades.
En momentos en que algunos se han opuesto a la reducción de impuestos en los EEUU se supo que cada viaje de Al Gore a California (lleva más de 10 este año) le ha costado a los ciudadanos U$ 10.000 por hora de vuelo, y son 10 horas cada viaje, solo de combustible, faltan salarios de pilotos, comidas, amortizaciones, seguros, etc.
A New Hampshire (primera elección primaria) Gore ya la visito 20 veces. Y Hillary Clinton usa aviones C-20, jet ejecutivo tipo Gulfstream, cuyo costo por hora de vuelo es U$ 4.059 (sin contabilizar pilotos) solo para ir a cenas, almuerzos y otros actos de su precampaña para Senadora.
Hace pocos días el gobernador de San Luis me contaba que la flota aérea de su provincia le costaba alrededor de U$ 100.000 por mes. Ello le parecía excesivo por lo que vendió todo y desde entonces (más de tres años) llevan gastados menos de noventa mil dólares en alquilar aviones para ocasiones de urgencia.