N ° 45
Buenos Aires, noviembre 26 de 1999.-
Este miércoles luego de anunciar Fernando de la Rua su gabinete, muchos de sus integrantes comenzaron la rutina periodística de sus cargos. Entre ellos Ricardo Gil Lavedra sentenció “no habrá más servilletas”, obvia alusión a Carlos Corach quien jamás fue Ministro de Justicia, y ha negado la existencia de la misma. En cuanto a Carlos Corach es un agravio innecesario. Sobre experiencias radicales recordemos su inmediato pasado durante la gestión de Alfonsín.
Debe reconocerse que los métodos de influencia sobre la justicia del último gobierno radical fueron distintos. No había servilletas había otras formas más sutiles de influir y corromper a jueces y fiscales.
La forma más conocida fueron los famosos créditos de privilegio de la circular 830 que dio el Banco Hipotecario Nacional entre 1983 y 1987. Recibieron créditos de ocho-treinta el mismo Ricardo Gil Lavedra (a través de su esposa de ese momento y entonces Juez de Cámara Penal Federal), y sigue la lista con entre otros:
· José Severo Caballero (Presidente de la Corte Suprema de Justicia),
· Aníbal Ibarra (fiscal que recibió un monto por el 109% del valor del departamento ya que su crédito incluía gastos de escribanía y comisión inmobiliaria),
· León Carlos Arslanian (también Juez de Cámara Penal Federal).
· Emilio García Méndez (Juez de Instrucción)
· Luis Ameghino Escobar (Juez de Cámara)
· Fernando Archimbal (Juez de Cámara Penal Federal)
· Juan Eduardo Fegoli (Juez Nacional Electoral y Penal Federal)
· Mario Filossof (Juez de Instrucción)
· Juan Carlos Rodríguez Basabilvaso (fiscal de Cámara Federal)
· En la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas Ricardo Molina se excuso de investigar porque existían créditos a favor de “personas cercanas a él”, también lo hicieron muchos fiscales adjuntos como Guillermo F. Noailles, José Luis Magnano, María Inés Rava.
El mismo Dr. Gil Lavedra fue uno de quienes participo de las negociaciones del llamado Pacto de Olivos, entre cuyos acuerdos estaba que el gobierno de justicialista obtuviera “vacantes” en la Corte Suprema de Justicia, o vía designaciones como embajadores, etc. de forma tal que pudieran ingresar nuevos jueces acordados entre ambos partidos.
Como puede verse la frase del Dr. Ricardo Gil Lavedra tiene un alta impacto periodístico, pero solo es eso. Si de manipulaciones sobre la justicia se trata, el futuro ministro y su partido tienen un ‘expertise’ mucho más importante que la supuesta escritura de una servilleta.
No se trata de seguir actuando como cuando eran oposición. Para la Alianza se terminó el tiempo de los discursos, o de creer que con palabras se gobierna. No se trata de remarcar el pasado para herir, sino solo mostrar que todos han tenido sus prácticas para influenciar sobre la justicia, que no importa tanto prometer, como que ahora se pongan a gobernar. Para eso trabajaron y se candidatearon, para eso votamos los argentinos.