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N ° 44

Buenos Aires, noviembre 12 de 1999.-

PALERMO DUERME CON EL ENEMIGO

      Los hinchas de Boca no supimos si festejar el triunfo ante Colón de santa Fe o lamentar el desgarro de los ligamentos de nuestro goleador Martín Palermo, que lo tendrá fuera de la cancha por más de seis meses. Inmediatamente se alzaron voces para lamentarse por la triste situación que padece Palermo a quien ese día fueron a ver reclutadores de un club italiano.

      Palermo, y el los inversores del Fondo Boca Juniors, potencialmente habrían perdido el gran negocio del pase por una cifra que los periodistas desconocen pero igual informan en alrededor de entre 15 y 20 millones de dólares. Es una lástima para todos ellos y obviamente para Boca Juniors. Pero la actitud del representante de Palermo, el señor Mascardi conocido porque sería socio de Pasarella y representante de la mayoría de los jugadores que este llamaba a la selección nacional, es ridícula. Pretende que el Club indemnice por lucro cesante de un eventual pase a Palermo en varios millones de dólares. Era un derecho en expectativa, nada más.

      Sería como demandar a Palermo por los goles que no hizo, que hicieron perder puntos a Boca Juniors, o por los penales errados en Paraguay. ¿O Mascardi no cree que ello pueda haber afectado la cotización de su representado y a los inversores del Fondo Boca Juniors?

      Hay ventanillas para cobrar, pero también para pagar. Si los criterios de la eventual demanda son válidos también serían válidos para que otros puedan reclamarle a Palermo.

      En primer lugar la lesión de Palermo es un riesgo propio de su trabajo profesional, por lo tanto no puede pretender responsabilizar a Boca Juniors por ella. El tema de la no venta de Palermo es algo de lo cual no puede quejarse tampoco ya que tiene un contrato y debe cumplirlo, Boca Juniors no está obligado a venderlo antes del vencimiento del mismo. Recordemos que antes de jugar para Boca Juniors estaba por ir a San Martín de Tucumán a jugar por alrededor de mil pesos (leyeron bien) mensuales.

      Cuando Michael Schumacher se pego la colosal piña en Silverstone este año no se le ocurrió reclamar a Ferrari por los perjuicios que sufrió. Tenía un seguro y la compañía que contrató Willy Weber, su representante, le pago la indemnización pactada hasta que pudo volver a correr.

      Palermo está durmiendo con su enemigo, debe revisar porque las imprevisiones de Mascardi lo hacen perder dinero. El pase para Boca Juniors no era obligatorio darlo, ni moral, ni legalmente. El pase era una expectativa, por lo tanto no existe lucro cesante alguno.

      Otra cuestión más es el arbitrario y casi esclavista sistema de contratación a los jugadores de la FIFA, y sus asociaciones afiliadas. Debería existir el derecho a comprar la libertad contractual en cierto período anual. De forma tal que los equipos pudieran mantener sus formaciones, pero si un jugador quiere invertir en sí mismo pudiera en algún período anual hacerlo. Para implementar este sistema y no generar una anarquía total bastaría regular que los equipos profesionales solo podrían contratar un tope equis de jugadores de “agencia libre”. Así hacen las ligas deportivas norteamericanas, con lo cual tanto los equipos como los jugadores tienen sus márgenes de libertad y negociación.

 

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