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N ° 41

Buenos Aires, octubre 29 de 1999.-

VERGÜENZA EN EL ACCESO OESTE

Luego del escándalo destapado por el jubilado de privilegio (por cargos ocupados durante dictaduras) Dr. Guillermo Laura, a nadie se le escapa cuantas cosas deben cambiar en el régimen de construcción y explotación de autopistas. Las explicaciones del ex Ministro, Dr. Roberto Dromi son razonables pero no alcanzan a despejar las dudas existentes.

Luego de la gestión de Roberto Dromi el modelo, de concesionar autopistas por sistema de peajes, continuó. Es más el mismo Laura fue empleado por los accionistas de Autopistas del Sol para presidirla, huelga decir que ellos están entre quienes habrían “coimeado” a Dromi según su ex empleado Guillermo Laura.

Una de las concesiones otorgada por la gestión del ex Ministro Cavallo ha sido el Acceso Oeste cuyas obras se demoraron más allá de los plazos fijados por el contrato. Cuyo peaje es carísimo, pero por sobre todo lo cobran hasta cuando están en obras y la autopista se convierte en un gran cuello de botella.

Si cualquiera viaja esta semana por dicha autopista hacia Buenos Aires desde Luján a los pocos kilómetros de pagar el primer peaje se encuentra que a lo largo de tres kilómetros uno de los dos carriles está en obras y clausurado. Todos podemos imaginar el embotellamiento en horas pico, las demoras a cualquier hora, preguntarnos como alguien habilito el cobro de peaje hace un año y ya necesitan reparar la carpeta asfáltica de carriles completos.

Si no me equivoco esta concesión planea abrir, o ya lo hizo, a la bolsa de capitales. Es de esperar que los bancos de inversión y agencias de calificación analicen estos problemas ya que si ahorraron costos al asfaltar para justificar una mejora económica existe una estafa a los accionistas adquirentes en el IPO. Si no es así sus autoridades son bastante negligentes por no llamarlas más duramente.

Por último el OCRABA, ente rector de los accesos a la ciudad de Buenos Aires debería disponer en casos como el descripto que los concesionarios no puedan cobrar peaje. Es un fraude cobrar peaje en una autopista cuando a duras penas transitamos una ruta de un carril embotellada. La justificación del peaje es el ahorro en tiempo y combustible que permite la autopista.

El riesgo de trabajar cerrando carriles es del concesionario y no tiene derecho a enriquecerse sin causa cuando cierra carriles por obras de reparación, ni siquiera de ampliación. Ya se van; podrían hacer lo que deben en defensa del consumidor, y para evitar arruinar los beneficios de los cambios que disfrutamos en las rutas argentinas estos diez años.

 

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