N ° 39
Buenos Aires, octubre 15 de 1999.-
Algunos días atrás Margaret Thatcher se pronunció en defensa del caso del ex dictador chileno Augusto Pinochet. Los medios de comunicación argentinos hicieron hincapié en unas cortas palabras donde ella dijo claramente que Gran Bretaña debía mucho a la colaboración de Pinochet durante la Guerra de Malvinas en 1982 y que era una vergüenza el trato que le estaban dando a un aliado.
Sin embargo el argumento central de la señora Thatcher fue otro. No conviene a la tendencia progresista del periodismo explicarla y por eso cargaron sobre nuestro nacionalismo y dolores por aquella guerra.
Las críticas de los periodistas progresistas es tan abusrda que le reprochan que defienda a Pinochet porque derroto al comunismo en Chile mientras su guerra colonialista también derribo otros militares que habían combatido al comunismo. Es una contradicción de progres y Margaret que nadie podrá explicar, y a ellos no les interesa hacerlo.
Lo central de la defensa de la señora Thatcher ha sido que Pinochet no tendrá un juicio justo en España, que Baltazar Garzón y la Audiencia han montado un escenario con final preconcebido. Que para ello han violado leyes y las han amañado caprochosamente para forzar el linchamiento mediático del ex dictador Chileno.
Nadie duda del resultado final. Baltazar Garzón se ha declarado competente no para juzgar a Pinochet, sino para condenarlo. Los fundamentos sobre la competencia autoadjudicada son ‘morales’ de perseguir crímenes de lesa humanidad, genocidio, etc. Regla que Garzón no aplicaría jamás a Fidel Castro, ni que los españoles hubieran aceptado se aplique a Franco o a Felipe González por los GAL.
En privado muchos de los jueces de la audiencia que aceptaron la competencia de Garzón han confesado haberlo hecho porque sino la prensa ‘políticamente correcta’ los hubiera tachado de ser los últimos “franquistas”. Con esa prensa actuando y presentando a un dictador como fué Salvador Allende como mártir, ¿Alguien imagina un final distinto de la parodia de juicio a Pinochet que Garzón desarrolla?
Hay que recordar que Allende había llegado al poder con un tercio de los votos totales, que había desconocido elecciones parlamentarias porque fue derrotado y por lo tanto tenía un Congreso ilegal. Que removía jueces sin procesos constitucionales, confiscaba propiedades y había organizado una fuerza paramilitar de su movimiento Unidad Popular. Allende como Hitler había accedido al poder por medios electorales, pero estaba montando un estado totalitario, al punto que Fidel Castro se permitió tres meses de gira por Chile para aconsejarlo.
Margaret Thatcher ha dicho una gran verdad aunque nos pese Pinochet no tiene siquiera esperanzas de un juicio justo en España. El proceso está decidido desde que fue montado por Garzon e inflado por la izquierda mediática. No habrá juicio justo alguno, no será un juicio. Será un show montado para linchar a Pinochet. Se están venagndo, porque el Muro de Berlín ha caído sobre sus creadores pero no los aplastó. Están agazapados esperando cada momento para instrumentar su venganza con quienes los derrotaron.
Pinochet fue un dictador, pero aún así merece un juicio justo y ajustado a la ley, y la Thatcher ha defendido en especial ese punto. Una muestra de cuanta parcialidad rodea este proceso es justamente haber ocultado este argumento de la Dama de Hierro y hablar de Malvinas aquí y Gibraltar en España. Margaret Thatcher puede no gustarnos, pero llena de respeto cuando como en este caso alza su voz en soledad defendiendo la verdad, aunque la opinión publicada este mayoritariamente en su contra.
Doble moralidad: con su habitual ‘autoridad moral’ Mariano Grondona escribió en La Nación un artículo sobre el caso Pinochet titulado “Diez en moral, cero en derecho”. En él sostiene que Garzón se ha puesto a la cabeza del progreso moral pero viola el derecho internacional. Extraña forma de progresar moralmente es aquella que parte de violar el derecho. Las afirmaciones de Grondona son comprensibles si tenemos en cuenta que hizo apología de los guerrilleros y luego de la dictadura militar, que escribió proclamas golpistas y editoriales pidiendo que Onganía se quedara 30 años y fuera el Franco argentino.
Grondona elogia a Garzón y lo ensalza, dice que “lo suoy es moralmente encomiable, pero jurídicamente vulnerable”. Claro que al ubicuo Grondona una parodia de juicio le parece moral porque lo blanquea de sus apoyos a las dictaduras, lo coloca entre los opinadores políticamente correctos, progres. Pero pocas cosas más inmorales que un juicio cuya condena se dicta de antemano y no respeta el derecho.
Doble moralidad II: Fidel Castro ha pedido que sean juzgados como cómplices de Pinochet los directivos de la CIA, la Embajada norteamericana en Chile, y muchas autoridades americanas de esos años. Si el criterio de Fidel es válido él debería ser juzgado por su complicidad con todos los movimientos terroristas de Latinoamérica. No es políticamente correcto decir que Castro es un dictador totalitario, que viola los derechos humanos, entonces también se le tolera y publica tan sincera petición.