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N ° 37

Buenos Aires, octubre 01 de 1999.-

Y CLINTON LE DIO LA RAZON

      Nobleza obliga, es un dicho popular que llama a reconocer los aciertos de otros.

      Los argentinos, y en especial los porteños, tenemos esa manía de reirnos de las ideas de los otros con manifiesta superioridad. Desde hace tres meses nadie para de explicar cuan estúpido ha sido Duhalde hablando de la deuda externa. Ni siquiera puedo excepcionarme, ya que dedique algunos párrafos a explicar que la deuda pública argentina estaba en su gran mayoría en bonos en poder de inversores.

      Duhalde ha seguido insistiendo con el tema. Esta semana en la reunión del FMI y del Banco Mundial se ha insistido con la preocupación por la deuda de las provincias argentinas. Esa deuda en su mayoría es con organismos de crédito multilaterales (el BID, el Banco Mundial, etc.). Si a la provincial sumaramos la nacional o federal con todos esos organismos podemos llegar a los U$ 20.000 millones. A un 5% anual de intereses ello representa un pago anual de U$ 1.000 millones para nuestro sector público.

      No son dos pesos, es un 25% más que el Fondo de Incentivo Docente.

      Lo novedoso y relevante es que el Presidente de los EE.UU Bill Clinton le ha dado la razón a Eduardo Duhalde. El miércoles 29 de septiembre Clinton ordeno implementar el perdón de la deuda con su país para los países más pobres.

      Las palabras de Clinton fueron “una deuda insostenible está ayudando a mantener a demasiados países pobres en la pobreza. No creo que podamos decir en buena conciencia que apoyamos la idea de que (los países pobres) deban escoger entre efectuar sus pagos o invertir en la educación de sus hijos”.

      Nadie obliga a perdonar esa deuda. Perdonarla no solucionará tampoco los problemas de esos países, porque muchos de sus males provienen de una organización económica e institucional contraria al libre mercado, que es el camino a la riqueza.

      Es relevante que Duhalde explicara que sus palabras se referían a esas deudas hoy perdonadas. Todavía más excepcional es que ni siquiera Duhalde enfrascado en remontar las encuestas adversas haya advertido que Clinton le dió la razón.

      Clinton y el Secretario del Tesoro L. Summers expresaron que buscarían sumar a otros países ricos y organismos multilaterales en su política.

      Quitándonos la anteojera porteña, o los anteojos de imaginar que nos hacen creer que todo está mal mientras cenamos en buenos restaurantes, lo cierto es que muchas de nuestras provincias podrían verse beneficiadas con políticas de quita de deuda desde organismos de crédito multilaterales, o de estados, que en general corrompieron y prestaron créditos atados a productos obsoletos. En nuestras ciudades más prósperas el ingreso per cápita es bastante alto para que al promediarlo en el país no estemos entre los paíese más pobres. Pero muchas de nuestras provincias se perjudican al promediarse en el país.

      Tal vez Duhalde no andaba tan errado. Tal vez con seriedad y sin pequeñez política nuestros dirigentes deberían intentar sin afectar el crédito nacional, como lograr que perdonen, al menos en parte, la deuda de muchas de nuestras provincias. No la de los bonos, no la de los proveedores, la de los estados de la OCDE y de los organismos multilaterales.

      En esta materia Clinton le dió la razón a Duhalde.

 

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