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N ° 37

Buenos Aires, octubre 01 de 1999.-

LO QUE NOS RESTA VER

      La transformación de la Argentina y el mundo en la década de los ’90 todavía traerá resultados benéficos a nuestra nación. Resultados que aun nos restan por ver y disfrutar. Muchos se tomarán este comentario como una promoción menemista. En lo que ello tenga de verdad así será; porque al revés de aquella frase de Juan Domingo Perón, la ‘única realidad es la verdad’.

      Cuando lleguen a los “numeritos” van a encontrarse las inversiones en hoteles 4 estrellas de la cadena Marriott Courtyards que van a construirse en los próximos tres a cuatro años. Salvo uno de los 18 hoteles todos se construirán en ciudades del interior. Demuestra como la mayor parte de la inversión en Argentina se hace ahora en el interior de nuestro país.

      ¿Porqué ahora? Me pregunté al leer la noticia. Uno de los promotores de las inversiones explico como habían llegado a la decisión. Invertirán en hotelería en el interior porque: “cuando muchos gerentes y empresarios extranjeros que compraron televisoras por cable, u otras compañías, comenzaron a visitar las ciudades donde estaban ellas, señalaban siempre que les resultaba inexplicable la falta de buenos hoteles tipo 4 estrellas, y cuanta más gente podría visitar esos lugares tan bellos...............”

      Paradójicamente la mayoría de esos hoteles se construirán en ciudades y provincias cuya dirigencia política e intelectual no acompañaron el cambio económico, o directamente se opusieron a él. No construirán un hotel en Rosario por la gestión de Hermes Binner (intendente por el socialismo), ni en Bahía Blanca por Cabirón (intendente por el radicalismo), ni en Mendoza (intendentes radicales y gobiernos provinciales del PJ antimenemistas), ni en Zárate por Patti (que sí apoyo), etc. El común denominador de las nuevas inversiones está en otra parte.

      En la transformación iniciada por la administración del Presidente Carlos Menem que nos convirtió en un importante destino de inversiones internacionales. Muchos se llenan la boca hablando del desempleo, del fracaso del modelo, del peligro que implica que el capital, la propiedad de muchas empresas haya pasado a manos extranjeras, etc., etc.

      Y gran parte de los cambios es la llegada de mejores servicios de comunicación, transporte, servicios, etc. más allá de la Avenida General Paz, lo cual promueve al fin un desarrollo de nuestras provincias. Una revolución de federalismo económico.

      En primer lugar la propiedad de las empresas sea de un argentino, o cualquier extranjero, es, para mí al menos, indistinto, en cuanto a que no soy el propietario. Por lo tanto, en principio es indiferente. Pero para muchos de los quejosos no les resultará indiferente. Porque los propietarios argentinos no invirtieron para desarrollar sus ciudades y provincias. Es cierto que tampoco tenían porque hacerlo.

      Fruto de la transformación mencionada y de la globalización, los nuevos propietarios quieren tener comodidades hoteleras para sus gerentes al nivel de la media de los EE.UU. Por lo tanto viendo el potencial del negocio deciden invertir cientos de millones de dólares en provincias argentinas.

Cuando esas inversiones maduren habrá cientos de nuevos empleos donde se construyan. Llegarán miles de turistas y empresarios que dejarán muchos dólares más. Se desarrollará el turismo, habrá nuevas inversiones. Todo ello representa miles de empleos en cada lugar, y nueva actividad económica.

      Existen muchos ejemplos más de los beneficios que fruto del “modelo” nos restan ver. Los nuevos empresarios, los que invierten para aumentar o generar la ‘oferta’, los que no andan buscando un privilegio, ni un subsidio para enriquecerse, lo hacen porque algo cambió en nuestro país. Cambios que no fueron obra de la casualidad, ni de una fatalidad. Tampoco de los dioses del Sol o Lluvia como nos tenían acostumbrados a explicarnos cuando faltaba luz, o no andaban los teléfonos.

      La riqueza que crearán estas inversiones no quedará computada en los números de la gestión de la Administración del Presidente Carlos Menem.

Algún otro político se adjudicará esos éxitos, hasta estará presente cuando corten las cintas inaugurales. No hablo solo de quien resulte el próximo presidente, me refiero también a intendentes, gobernadores y legisladores varios. También estarán presentes periodistas que se llenan la boca denostando el modelo, explicando que trajo desempleo. Mientras disfrutan mejores comodidades cuando viajen a hacer su trabajo. Tal vez muchos de nosotros estemos dentro de algunos años en esos hoteles y nos quejemos también de los “males del modelo que nos trajo Carlos Menem”.

Cuando leemos noticias como la que motiva esta nota podemos ver cuantos beneficios fruto del cambio de rumbo que Carlos Menem le dio a nuestra Argentina y la globalización, nos restan por ver. La riqueza no cae de un árbol, no nos es dada por el azar de una decisión divina, sino que se crea, se produce, lleva tiempo y esfuerzo. Todavía queda mucho por ver de los beneficios de aquellos cambios.

Para muchos este comentario puede resultar una defensa menemista, y puede serlo. No por mi decisión sino porque como dije al comienzo la ‘única realidad es la verdad’. Y la verdad es que muchos de los resultados positivos de las transformaciones iniciadas en 1989 en la política y la difusión lo disfrutarán otros. Quienes tal vez ni siquiera podrán relacionar el cocktail de inauguración donde estarán tomando champagne y comiendo bocaditos de caviar, con la razón por la cual ese ágape sucede.

 

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