N ° 36
Buenos Aires, septiembre 24 de 1999.-
El día del jubilado los dos candidatos, Duhalde y De la Rua prometieron aumentos en las jubilaciones. De donde saldrán los recursos para pagarlo es un ejercicio de imaginación imposible de resolver.
De la Rua además se despacho con aumentar el impuesto al gas oil para los automóviles, incluyendo taxis. Hace algunas semanas cuando Carlos Menem asistió a la inauguración de la Rural prometió esa medida. No existió ningún economista, ni tributarista que dejara sin criticar la propuesta. Todos señalaron que ese tipo de medidas alienta mercados negros y corrupción. Parece que el candidato radical tampoco escucha a los expertos. Tampoco ha leído Argentina Days, donde explicamos que los automóviles gasoleros ya tenían un impuesto extra del 10%.
También carece de memoria. Durante los años de Alfonsín llegamos a tener hasta 27 tipos de “dólar”, con la corrupción y evasión que ello traía. En realidad el único dólar que todos conocimos es el mismo de hoy, un billete verde emitido por Reserva Federal de los EE.UU, no aquellas 27 ficciones del Banco Central argentino hasta 1990.
Los burócratas y políticos creen siempre en la mítica solución, alentada por el FMI, de aumentar impuestos para cerrar los excesivos gastos fiscales. Se trata de, con nueva envoltura, vendernos el viejo sistema socialista, estatista, el que finalizo en la hiperinflación.
Son los mismos que pretenden que todo está mal. Que se proponen como nuestros benefactores solidarios pretendiendo sacarnos de encima el agobio de vivir en libertad. Son políticos, funcionarios burócratas, periodistas y opinadores ilustrados, quienes creen que sería mejor sacarnos de encima el tormento de elegir.
No creen “lelos”. Que no podemos distinguir los beneficios de la competencia en los medios de comunicación. Que era mejor tener solo cuatro o cinco canales de televisión manejados por el estado. Así seguíamos ganando en Malvinas, la electricidad que nos faltaba era culpa de los dioses que no hacían llover, que la ‘casa estaba en orden’, etc.
Que tener teléfonos disponibles y que funcionan, es peor que no tenerlos solo porque alguna compañía ocasionalmente nos sobrefactura el servicio. Que es mejor no tener el engorroso problema de elegir entre diversas comidas, vinos de marca o cervezas europeas, que café tomaremos, supermercados, almacenes, destinos de vacaciones aquí o en el exterior. Que era mejor recibir la Caja del PAN, o el bono solidario.
Entonces como somos lelos nos pueden decir cualquier cosa, porque ellos nos van a sacar de encima el peso de elegir nuestra vida, solo nos dejaran el de votarlos a ellos. Porque deben suponer que era mejor trabajar en forma lineal todos los meses por un salario para que la inflación se tragara la mayor parte de él aun antes de cobrarlo. Luego solo quedaba esperar con resignación el próximo tarifazo. Correr a hacer cola para llenar el tanque.0 Tirar la comida de la heladera por el anunciado corte de electricidad. Sin olvidar al arbolito que nos vendía los dólares con la esperanza de no perder todo nuestro dinero.
Nos tratan de convencer que vivir en libertad es muy difícil. Creen que están en el país de lelos. Pero ninguno de ellos tiene el derecho de quitarnos la libertad, ni de prometer quitarnos nuestro dinero otra vez. Ni los idiotas ilustrados que desde los distintos medios de comunicación pretenden convencernos que estamos tan mal. No estamos bien, pero tenemos más libertad y como no somos lelos, que dejen de prometernos lo que no pueden pagar sin sacarnos nuestro dinero o restringir nuestra libertad. Y todo para el mismo conocido resultado de un empobrecimiento general.