N ° 35
Buenos Aires, septiembre 17 de 1999.-
El 1° de agosto de este año explotó la primera bomba colocada por terroristas musulmanes en Rusia. Desde entonces han explotado otras 6 bombas con el resultado de 293 muertos y muchos más heridos.
Mientras tanto el FBI ya ha probado la sustracción de U$ 4.800 millones de la ayuda financiera del FMI a Rusia, realizada con la activa participación de altos funcionarios del gobierno de Yeltsin. A ese grupo lo llaman ‘la familia’, por su conexión con las mafias rusas.
Yeltsin ha anunciado que ha triunfado contra la rebelión musulmana en Daguestán, pero ante tanto bombazo terrorista el pueblo debe creerle cada vez menos.
Ante tanta violencia e inseguridad existe un peligro adicional, que grupos nacionalistas o comunistas duros intenten asociar la inseguridad con la democracia para establecer un régimen de gobierno duro. Rusia ha vivido durante siglos sometida a gobiernos autoritarios de los zares (aún cuando se hicieran llamar Secretarios Generales). La tentación puede ser grande, por eso el peligro de un retroceso institucional también es grave.
No se trata solo de bombas, estamos ante el peligro del crecimiento de fuerzas autoritarias o totalitarias. Europa en este siglo se ha volcado a esas soluciones mucho más que Latinoamérica, por eso es vital que el parlamento Ruso encuentre la forma de remover constitucionalmente a Yeltsin y reestablezca un orden y seguridad, basados en la democracia.