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N ° 32

Buenos Aires, agosto 27 de 1999.-

LA MAFIA DEL ORO ESTABA EN CASA

      Hoy temprano en la mañana el Fiscal Osorio explicaba en Radio 10 que el Fiscal Pablo Lanusse casi no tuvo actuación en la investigación penal de la Mafia del Oro. Que ante las amenazas que todos conocimos hace algunos años se comenzó una investigación que comprobó que las amenazas habrían partido de un tío del Fiscal, llamado Antonio Lanusse.

      Frente a esta extraña cuestión y a la difusión desmesurada del trabajo del Fiscal Lanusse, que no era tal, el Fiscal Osorio sospechó que había algo más. Así se parecería comprobado que la pequeña actuación del Fiscal Lanusse habría servido para desviar la investigación de su pariente. Antonio Lanusse sería el principal proveedor del oro (95%) con el cual se gesto la defraudación de cientos de millones de dólares que una resolución del ex Ministro de Economía Domingo Cavallo permitió.

      Durante años el periodismo “políticamente correcto”, los dirigentes de la Alianza y Domingo Cavallo nos hicieron creer que el Fiscal Pablo Lanusse era el verdadero investigador. Ahora venimos a enterarnos que hasta podría ser un encubridor y las “amenazas” eran para cubrirlo de ello.

      El tema de la “mafia del oro” era emblemático en las acusaciones al menemismo y hasta a Alfredo Yabran, pero resulta que se descubre que el principal imputado en la causa es el tío del supuesto Fiscal estrella de la investigación. Que el Fiscal Lanusse ni era estrella, ni trabajaba arduamente en el caso, y que hasta podría resultar un encubridor.

      No hacen falta más palabras para entender porque nadie cree en la justicia. Pero todavía falta que políticos y periodistas muestren si son capaces de hacer un mea culpa. No para satisfacernos, sino en forma de informar con más seriedad, y dejar de lado el sensacionalismo oportunista.

      Son demasiados años en que vivimos engañados con casos judiciales y de corrupción como estos para que nadie se haga cargo de su responsabilidad en la cortina de humo. Señores periodistas, directores de medios, no se trata solo de los ataques injustos que sufrieron en su honor muchos dirigentes menemistas, ni del estado de ánimo de resentimiento que generaron contra ellos al hacerle creer al pueblo que se estaban cubriendo a los verdaderos culpables.

      Se trata que en el futuro no vuelvan a repetirse histerias y linchamientos mediáticos cuando no tienen pruebas ciertas para publicar. Ayer fue a Carlos Menem y a los riojanos, mañana podría ser a los delarruístas, a los duhaldistas, o a cualquiera de nosotros.

 

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