N ° 31
Buenos Aires, agosto 20 de 1999.-
La famosa “vuelta olímpica” de los alumnos del último año del Colegio Nacional Buenos Aires finalizo con suficientes amonestaciones como para que 85 de ellos quedaran expulsados. La polémica generada por las sanciones y las protestas de los padres en respaldo de sus hijos tiene una paradoja.
Estos mismos alumnos que destruyeron materiales de un colegio público estaban entre quienes salían a las calles a defender la escuela pública. Ello demuestra como funciona la política y el socialismo en la educación. Quieren el dinero ajeno para estudiar y defienden la educación gratuita porque creen que es tal cuando se la hacen pagar a otros.
Poco les importo destruir y arruinar el colegio en que otros beneficiarios del dinero de los impuestos deben estudiar. Total ellos ya terminaban. Para mayor agravante tampoco sus padres comprenden que sus “buenos hijos” han dañado bienes ajenos y deben responder por ello.
Pero lo más asombroso es el doble estándar político de los dirigentes de la Alianza. Sanguinetti, Rector del Colegio Nacional Buenos Aires, que depende de la Universidad de Buenos Aires aplica amonestaciones. Como se generaron protestas que ponían en peligro a Sanguinetti frente a la opinión pública, Shuberoff y los diputados nacionales salieron a proteger con declaraciones y proyectos las sanciones aplicadas por el rector Sanguinetti.
Mientras tanto para los alumnos de las escuelas públicas de la ciudad de Buenos Aires, en cuyo gobierno Sanguinetti fue el primer Secretario de Educación del Intendente Fernando de la Rua, se establecen los “Consejos de Convivencia Escolar”.
¿Cuál será el programa de educación de la Alianza si es gobierno? ¿El de Sanguinetti con las amonestaciones, o el de nuestra ciudad donde los alumnos no las tienen?
Tengo en claro que los alumnos necesitan límites y orden, que los premios y castigos son buenos. Porque enseñan a ser responsable del ejercicio de la propia libertad. Por eso prefiero el modelo del Rector Sanguinetti. El otro, el que tenemos en nuestra ciudad, él de los Consejos de Convivencia Escolar y las no sanciones, es el caldo de cultivo de la delincuencia y la corrupción.
Mientras tanto en la educación, cuyos aciertos o errores se pagan años después, la Alianza nos muestra mensajes y políticas contradictorias. El modelo educativo para las escuelas públicas de la Alianza en la ciudad de Buenos Aires va a pagarse muy caro. Con la diferente actitud de discursiva y de políticas, según sus conveniencias de cada momento generan una confusión esquizofrénica.