N ° 29
Buenos Aires, agosto 06 de 1999.-
El título suena fuerte, pero es así. Los medios de comunicación pueden matar. La irresponsable competencia, y la carrera por la primicia hace que muchas veces a los medios de comunicación modernos no les importe la verdad, sino solo la primicia.
El impacto de la noticia es tal que hoy crean versiones verosímiles, sin importarles la presunción de inocencia. Esto es gravísimo porque cuando un proceso judicial termina ya a nadie le importa el resultado. Y si les importa la inocencia de alguien a quien todos habían publicado como culpable, mejor no mostrarlo.
Por eso cuando se desata la presión de los medios de comunicación en algún caso judicial muchas personas ceden a la presión psíquica y caen. Se suicidan. En ese clima difícilmente los jueces pueden juzgar con la paz interior y objetividad requerida. Se hallan bombardeados por los medios de comunicación decididos a encontrar primero a un culpable.
Marcelo Cattaneo, Alfredo Yabrán y ahora Poznansky, son algunos de los nombres que se deprimieron y eligieron quitarse la vida a continuar soportando la avalancha de la opinión publicada. El caso Yabrán es sintomático porque en la biografía “Don Alfredo” de Bonasso este plantea sus serias dudas que tuviera algo que ver con la muerte de Cabezas. Pero la presión periodística llevo al juez a tragarse esa pista y a que Yabrán se suicidara. Debe haber otros casos.
He conocido a muchos que en algún momento consideraron suicidarse ante tanta presión. Cansados de afligir a su familia, pensando que no podrían aclarar su situación, etc.
La excesiva presión provocó inclusive la muerte de la Princesa Diana, y dos de los acompañantes en aquel accidente.
Obviamente no creo en la censura previa, pero por ello es hora de comenzar a exigir mayor responsabilidad a directores de medios de comunicación, avisadores y, ¿Porqué no?. Hay que buscar un mecanismo de contención durante el proceso judicial y mientras se presume la inocencia. Donde se respete algo más la intimidad. Porque la privacidad y la presunción de inocencia son derechos tan sagrados como la libertad de prensa
En Argentina no tenemos pena de muerte para delitos gravísimos. Pero la excesiva presión del periodismo puede llevar al suicidio. Es así. Fría y objetivamente. Aquí y en todo el mundo.