N ° 25
Buenos Aires, julio 09 de 1999.-
Muchas personas siguen soñando y creyendo que el embargo comercial de los EEUU a Cuba es culpable de la pobreza en la isla. Otros desean que termine para hacer pingües negociados con el tirano. Donald Trump ha tomado posición pública al respecto. Publico un notable artículo explicando su apoyo al embargo considerando hipócrita defender su levantamiento.
Donald Trump es un magnate empresario de los llamados “tycoons” (halcones), para muchos conocido por sus exitosas inversiones inmobiliarias y en casinos, o por su divorcio. Trump describe que le han “suplicado” instalar sus casinos en La Habana; que le han brindado toda forma de disimular su presencia en Cuba para burlar a su gobierno (norteamericano) y así amasar una nueva fortuna.
Trump explica con claridad porque no acepta tales ofertas. Creo que citar algunos párrafos de su artículo son bien ilustrativos. “Correr a unirme a los que ansían hacer negocio en Cuba significaría tener que escoger entre pingües ganancias o el respeto a los derechos humanos. Para mí la decisión es clara”.
Se refiere luego a los argumentos para levantar el embargo: “la guerra fría ha terminado. A Castro le queda poco. Invertir dinero en la economía cubana beneficiaría al pueblo cubano que lleva tanto tiempo sufriendo. Sería una forma de presionar para que Cuba se abra, ayudaría a explotar la democracia y la libre empresa”.
“Pero todos esos argumentos son falsos”
Explica que si bien la guerra fría terminó, no puede olvidarse el papel de Fidel Castro en la “lucha entre el bien y el mal”. Que Castro entrego la isla a los soviéticos, intentó instalar misiles nucleares para lanzarlos a los mismos EEUU, alentó guerrillas en América Latina para extender su modelo totalitario, ha asilado asesinos y narcotraficantes, enviado ejércitos a Africa. Que Castro ha convertido a Cuba en una prisión de máxima seguridad donde todo el pueblo cubano es controlado y reprimido por un brutal sistema policíaco.
“La causa real de la miseria del pueblo cubano es el sistema económico de Castro, no el embargo norteamericano. La Cuba de Castro es un brutal estado policial, Castro gobierna mediante la intimidación y la salvajada. Pero claro, Castro desea con urgencia que Estados Unidos le levante el embargo porque necesita desesperadamente divisas fuertes para mantener su decadente economía comunista a flote”
Y luego explica también porque cuando los extranjeros van a hacer ‘negocios’ a Cuba, van a asociarse con el régimen y no llevan beneficio al pueblo. “Los inversionistas extranjeros no pueden legalmente hacer negocio libremente con los ciudadanos cubanos. Los inversionistas sólo pueden hacer negocio con el régimen cubano.”
“A los inversionistas extranjeros no se les permite contratar, ni pagar salarios a los trabajadores cubanos. Los sueldos de los trabajadores deben de ser pagados directamente al gobierno cubano. Castro paga entonces a los obreros en moneda cubana, carente de valor y se queda con las divisas. Bajo estas circunstancias mi inversión no podría ayudar al pueblo cubano, y sólo reemplazaría el subsidio soviético que Castro ya no recibe.”
“En otras palabras, mi inversión en Cuba subsidiaría directamente la opresión del pueblo cubano” y más adelante concluye “podría ganar millones de dólares en Cuba. Pero prefiero perder esos millones que perder el respeto de mí mismo. Prefiero prescindir de ese tipo de ganancia antes que convertirme en el respaldo financiero de uno de los más brutales dictadores del mundo, un hombre que estuvo deseoso de colaborar en la destrucción de mi país. Para mi no hay dudas respecto de mantener el embargo. Por supuesto debemos mantenerlo hasta que Castro se vaya.
El artículo de Donald Trump es la síntesis de muchos pensamientos y valores de un liberal, de un capitalista democrático que no hace negocios a costa de sus valores. Me pareció oportuno dedicar una parte de Argentina Days. Compartir como para que exista una democracia liberal y capitalista, debe existir un sistema de valores morales coherente con ella. Porque en Europa bajo la pantomima de Baltazar Garzón se persigue a Pinochet por “genocida”, olvidando los negocios que hacían las propias empresas estatales europeas en Chile durante su gobierno. Muchos de esos líderes de los “derechos humanos” corren a abrazarse con Fidel Castro. Se reúnen con los financistas del régimen, los empresarios que corren a hacer negocios con el estado castrista.
Hay capitalistas que entienden que se puede ganar dinero sin necesidad de asociarse con dictadores, con enemigos. Ahora sé que Lenin se equivocó, no todos los capitalistas están dispuestos a vender la soga con la cual los quieren ahorcar. Trump no necesitaba exponerse públicamente, su actitud fue una bocanada de aire fresco para muchos, porque nos muestra como capitalismo y derechos humanos florecen juntos. Que dictadura y negociados también florecen juntos.