N ° 24
Buenos Aires, julio 03 de 1999.-
Los “Barones de Itaipú” es el nombre que en Paraguay se le da a un grupo de empresarios que se enriquecieron con contratos en la construcción de dicha represa. Son los mismos que obtuvieron muchos contratos en Yacyretá. Ese grupo está encabezado políticamente por el Senador vitalicio y ex presidente Juan Carlos Wasmosy, quien enfrenta una acusación por enriquecimiento ilícito y defraudación contra el estado durante su presidencia por alrededor de U$ 6.500 millones.
Ni Argaña, ni el General Rodríguez, ni Wasmosy habían ejercitado antes la democracia. Tampoco les interesaba hacerlo ya que sus hábitos eran la prepotencia y el autoritarismo que Stroessner les había enseñado. Rodríguez y Oviedo habían arriesgado su pellejo para deponer a Stroessner, no estaban dispuestos a que su seguridad quedara en manos de un arrogante Argaña que reivindicaba abiertamente al dictador depuesto (Stroessner).
El remedio fue inventar un candidato que hasta entonces era el desconocido empresario Juan Carlos Wasmosy. Este les había llevado la “mejor oferta” para la seguridad personal y económica a los militares. Así nació la sociedad entre Wasmosy (los Barones de Itaipú) y el Ejército del Paraguay encabezado por los generales Rodríguez y Oviedo.
El grupo Itaipú tiene un poder económico formidable. Capaz de cambiar el resultado de la voluntad popular, como demostraron en diciembre de 1992 cuando Wasmosy fue derrotado en las elecciones internas del Partido Colorado por el asesinado Vicepresidente Luis María Argaña. La victoria de Argaña duró solo una noche. Mientras él festejaba los “Barones de Itaipú” se reunieron con los altos mandos militares decididos a “respaldar su oferta” y ello cambió el destino de más de 30.000 votos. Así Wasmosy resulto “triunfador” de la elección.
Los militares en retirada luego de la caída de Stroessner, y al acercarse el final de la transición del General Rodríguez encontraron así a sus nuevos mecenas; “los barones de Itaipú”. Por segunda vez el Dr. Argaña ex presidente de la Corte Suprema de Stroessner vio que le era robada la presidencia. La primera fue cuando el General Rodríguez luego del golpe contra Stroessner decidió encabezar la transición a la que él creía tener el derecho de encabezar.
Así nació su odio por Juan Carlos Wasmosy. Para Argaña el general Oviedo no merecía siquiera consideración por ese pacto y así lo demostró durante toda la presidencia de Wasmosy cuando solo atacaba a este en forma furibunda. De Oviedo, aún hasta pocos días antes que este lo derrotara en las elecciones internas del partido Colorado en 1997, solo se expresaba con sorna. Para Argaña el general Oviedo no contaba como competidor, ni como responsable del robo de su candidatura en 1992. Los responsables eran los Barones de Itaipú que encabeza Wasmosy, sin cuyo dinero sus aspiraciones presidenciales no hubieran tenido obstáculo.
Argaña fue claro cuando en un enardecido discurso sostuvo “este Tribunal (electoral partidario) pasará a la historia, así como sus inspiradores y patrocinadores como la canalla deliberante más sucia de la historia de la política paraguaya” y agrego después “no vamos a votar la dupla del fraude. Será una bofetada del pueblo colorado a la estafa que se ha cometido contra su voluntad popular”.
Para Wasmosy el peligro de la investigación judicial siempre vino del impulso que le dio el Dr. Argaña. La acusación lo había llevado a verse enfrentado a un pedido de desafuero. El cual sigue esquivando con diferentes pero burdas excusas desde diciembre del año pasado.
Extraña diferencia del Congreso Paraguayo para tratar algunos desafueros y otros. La suposición es que el poder económico de los Barones de Itaipú puede muchas cosas, y en ese desafuero se juegan sus fortunas mal habidas.
Argaña habituado a la prepotencia stronista creía que en 1997 le había llegado él turno. Wasmosy acostumbrado al fraude electoral, y con su habitual soberbia se sintió capaz de imponer a su candidato Fascetti (ministro de economía). Ni Argaña, ni Wasmosy creyeron que Oviedo tuviera chance alguna.
Hasta ahí el odio entre Wasmosy y Argaña siempre fue más fuerte que la puja de Argaña y Lino Oviedo. Cubas y Oviedo cometieron un grueso error político en no dar algún espacio al grupo argañista en la administración y querer cargar solos contra Wasmosy. Ello lleva a que Argaña y Wasmosy comenzaran a disimular y postergar las cuentas políticas pendientes. Si Cubas hubiera dado algún lugar a los argañistas en su gobierno todavía Paraguay estaría gobernada por un Presidente elegido por el voto popular y no por un usurpador.
En marzo en Asunción corrían rumores que como el juicio político contra Cubas no podía reunir votos suficientes para prosperar, numerosos dirigentes argañistas estaban uniéndose al grupo oviedista. Hasta el mismo Vicepresidente Argaña estaba negociando la “paz” con Cubas-Oviedo. Parecía que estos últimos querían rectificar en parte su error de haber excluido del gobierno al sector de Argaña.
(continuará)