N ° 24
Buenos Aires, julio 03 de 1999.-
Hace poco más de dos años los miembros de la Comunidad Económica Europea lanzaron la propuesta de crear una zona de libre comercio entre Europa y América Latina. La iniciativa partió de Francia por lo cual los americanos sentimos que por fin se daría un paso adelante para eliminar los subsidios agrícolas en Europa.
Poco antes de la cumbre en Río de Janeiro al reunirse los jefes de gobierno europeos de la CEE en Colonia, Francia exigió que el tema subsidios agrícolas debía quedar fuera de la agenda. La agenda de la cumbre que había sido negociada cuidadosa y trabajosamente durante dos años naufragó pocos días antes de realizarse la misma.
Responsable directo de ello fue Francia. Los demás países europeos, salvo Inglaterra que también desea eliminar esos subsidios, aceptaron la “imposición” gala.
Bien podrían entonces haberse ahorrado el dinero gastado todos los asistentes y permanecer en sus despachos. Porque la postergación para comenzar a discutir la eliminación de los subsidios agrícolas europeos para el año 2001, es una burla para nosotros, sino una estafa. Los europeos quieren obtener una zona de libre comercio para vendernos sus productos industriales, los derivados de los subsidios agrícolas y de sus experimentos biotecnológicos (vaca loca, y otros éxitos similares), etc. Nosotros debemos comprarles, y aceptar que no podremos vender nuestros productos más competitivos (los derivados de la agricultura) y sanos.
Quedo claro entonces que el objetivo de la cumbre propuesta por la CEE encabezada por Francia, era ponernos junto a ellos contra los Estados Unidos. Como Europa con sus subsidios agrícolas, altos impuestos y rigidez laboral no puede competir con los EE.UU nos prometió una boda, pero solo quería nuestro cuerpo.
Como está finalizando su mandato Carlos Menem se permitió remarcar ante todos los jefes de estado reunidos que si no se trataba y se eliminan los subsidios agrícolas europeos para América Latina la iniciativa sería un fiasco para este continente.
La promesa de comenzar a discutir los subsidios agrícolas de la CEE en el año 2001 es solo eso, una promesa. Mientras tanto la CEE está a punto de incluir entre sus miembros a Polonia, Hungría, Eslovenia, República Checa, Estonia y Chipre, cuyas economías son mayormente agrícolas. Ese denominador común de los nuevos miembros de la CEE me lleva a concluir que difícilmente en el año 2001 quieran abrirnos las puertas para comerciar libremente nuestros productos agrícolas.
Para ocultar este fracaso con el estilo habitual, los jefes de estado reunidos firmaron un documento de apoyo a la democracia, al pluralismo, al respeto a los derechos humanos, etc. No se explica porque dejaron firmar también a Fidel Castro y el Presidente de facto del Paraguay Luis Angel González Macchi. En el caso de Fidel Castro ha firmado tantas veces estos compromisos que nadie que no quiera se engaña acerca de la mendacidad de sus palabras.
Fidel Castro firmó una declaración en Viña del Mar, Chile en 1996 donde los líderes de Iberoamérica acordaron “nuestro compromiso con la democracia, el estado de derecho y el pluralismo político” y expresaban más adelante los mandatarios “la convicción de que la libertad de expresión, asociación y asamblea, el acceso a pleno a la información, y las elecciones libres, periódicas y transparentes son elementos esenciales de la democracia”.
“Cumpliendo” dicho compromiso Castro ha endurecido las penas para quienes ejerzan la pena independiente en Cuba, ha encarcelado opositores, etc. Es hora de que al menos no lo dejen firmar más y que se decidan a no viajar a La Habana para hacerle una vez más el juego al dictador más antiguo del mundo.