N ° 24
Buenos Aires, julio 03 de 1999.-
Mientras con gran infantilismo los dos candidatos más importantes a presidente se lanzaron a hablar de condonar o tratar “políticamente” la deuda externa, numerosos economistas se ocuparon de explicar la barbaridad que pone en riesgo el “crédito” argentino.
Sin embargo casi todos pensamos que se trata de un infantilismo electoral y que cuando les toque gobernar el “mercado” les enseñará que es imposible repudiar la deuda externa sin nefastas consecuencias para la economía. Pero lo cierto es que las diferentes frases de Duhalde y De la Rua demuestran el desprecio por el derecho de propiedad.
Pensar que necesita un trato especial de los acreedores externos implica que íntimamente creen que la deuda interna puede dejar de pagarse o reducirse por vías compulsivas. La deuda es pública, y es indiferente que sea externa o interna, los acreedores tienen derecho de propiedad sobre ella. Para mayor gravedad millones de argentinos que aportamos a las AFJP podríamos ver una vez más como violan nuestros ahorros, nuestra propiedad.
Todo ello sin perjuicio que el FMI es acreedor del 3,7% de toda nuestra deuda, el Club de París del 4,2%, el Banco Mundial y el BID del 11%, y el resto son bonos del mercado de capitales, AFJP, acreedores del estado que fueron mal pagados con ellos, etc.
La deuda en 1989 era indefinida, nadie sabía cuanto costaría los millones de juicios de jubilados y pensionados congelados en 1986 por el radicalismo, los contratos de obra pública y provisión de insumos al estado, etc., ya que todos tenían indexación. Gran parte de la deuda pública actual tiene ese origen. Por cierto durante los años de la administración Menem la deuda también creció en términos reales, aún cuando en proporción al PBI sea menor.
Pero resolver el tema de la deuda es menos difícil de lo que se imagina, basta con dejar de gastar por sobre el presupuesto y no haría falta endeudarse. Bastaría reducir los impuestos pero generalizarlos, eliminar gravámenes inconstitucionales, etc. Tal vez Duhalde esté pensando en eso y entonces sería una gran cosa, no va a gastar más de lo recaudado y por lo tanto no nos endeudará más.
Lo importante es saber si los dichos de ambos candidatos fueron parte del infantilismo electoralista de dos políticos de vieja generación, que ignoran que el mundo cambio y se cayo el Muro de Berlín o más grave aún creen que pueden desconocer el derecho de propiedad de los acreedores. Y entonces cualquier otro. No olvidemos que es el país del ahorro forzoso, del confiscatorio impuesto sobre vehículos para los docentes, de la estatización de la deuda externa de empresas en 1982 desde el BCRA, etc. Y cito esos tres ejemplos que corresponden a De la Rua, Duhalde y a Cavallo, para que veamos cuantos caminos distintos hay para violar el derecho de propiedad, confiscando nuestro dinero o pasándonos las deudas de otros.