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N ° 22

Buenos Aires, junio 18 de 1999.-

LA CONFUSION DE MONSEÑOR REY

Monseñor Rey dirige Caritas y además reconoce no saber economía. Cree que conocer gente pobre lo hace saber cuales son las causas de la pobreza. Todas las recomendaciones del mismo Rey y de la mayoría de la Iglesia Católica en materia económica, sus apoyos a sectores políticos demuestran la absoluta ignorancia en materia económica.

Para empezar se la pasan hablando de la necesidad de estimular la solidaridad para solucionar el problema de los pobres. Por el contrario lo importante es permitir a cada uno buscar su propio bienestar sin interferencia de otros, es decir aceptar la función creadora de riqueza del egoísmo. Porque la pobreza no se soluciona con solidaridad, se soluciona con creación de riqueza.

Cuando hablo de egoísmo hablo del derecho que todos tenemos a nuestra propia felicidad, al fruto de nuestra inteligencia, de nuestros esfuerzos. Ese animo de progreso individual ha sido el verdadero motor de progreso y aumento de la riqueza de la humanidad. No fue la solidaridad, no suena lindo, pero es la verdad. Por eso Monseñor Rey se equivoca con su prédica.

Lo importante es conocer las causas de la riqueza. A nadie le interesa saber como ser pobre, nadie es masoquista. La gente quiere saber como ser rica. Las personas pueden ser ricas, basta desatar las fuerzas creativas del animo de lucro y progreso individual, de terminar con la confiscación que el estado hace del esfuerzo de quienes trabajan, investigan, del capital.

Mientras se siga pensando mal, las soluciones seguirán estando lejos. Si los miembros de la jerarquía eclesiástica quieren opinar sobre la economía, como combatir la pobreza (concepto que aborrezco y quisiera cambiar por construir riqueza) por lo menos deberían estudiar antes de hablar. Ser sacerdotes no les da derecho a usar su condición de tales para opinar sobre economía. Los laicos probablemente saben más de ello, y les asiste igual o mayor derecho a opinar sobre la materia. Porque a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar.

En otras palabras en los asuntos temporales los sacerdotes antes de opinar deben abandonar sus hábitos, su posición. Porque no llegan a obispos para ello. Lo que hacen es abusar de esa posición. Por eso como católico quisiera que los monseñores Rey, Laguna ya que reconocen no saber economía, se llamaran a silencio.

 

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