N ° 21
Buenos Aires, junio 11 de 1999.-
Domingo a la noche Ricardo Bussi gana una elección. Lunes a la mañana la ganó Julio Miranda. La primera lección es que el periodismo actual es bastante irresponsable y vago. Le dan el resultado de una encuesta y lo hace resultado electoral.
De ser ciertas la mitad de las cuestiones denunciadas por Fuerza Republicana institucionalmente en Tucumán sucedió algo muy grave. Se rompieron reglas de la convivencia democrática. El odio de los dirigentes del justicialismo y la alianza por el General Bussi habría sido la excusa para romper las reglas.
En Buenos Aires el PJ hizo una interna y los resultados todavía no se conocen. Ni parece que vayan a saberse alguna vez, pero igual hay listas que encabezan los que perdieron, etc. Pareciera que el acto eleccionario para muchos dirigentes es un trámite molesto, total después los acuerdos entre dirigentes van a prevalecer.
En Tucumán deben haberse intercambiado votos, total la provincia para mí, alguna intendencia para vos, u otros cargos. Algunos dirán que parece exagerado, pero sospecho que no. Porque tanto los dirigentes del PJ tucumano como los aliancistas dijeron luego del lunes que se apoyarían entre sí para lograr un “gobierno de consenso que resolviera lo necesario para superar la crisis”. Huele a reparto.
Claro que siendo Bussi gobernador uno piensa que controla la Junta Electoral. Pero luego venimos a enterarnos que el Presidente de ella es el Presidente de la Corte Suprema provincial. Ex ministro de gobierno de Ortega, que un colaborador de Ortega se anima a decir “Dato es nuestro”. Así es como se explica porque también Rodríguez Saa piensa que no tenía garantías en la elección interna del P.J. y renunció a su precandidatura presidencial.
Lo que estos tironeos y sospechas generan es el descrédito del sistema, perjudican la legitimidad de los gobernantes. Y con el ajuste que se viene, no nos engañemos, lo que más necesitará cualquier gobernante es por lo menos la legitimidad de origen. Por eso sin entrar al fondo de la cuestión que todos ignoramos, la solución por lenta y engorrosa que resulte es recontar voto por voto, urna por urna. No es por Julio Miranda o Ricardo Bussi. Es por el pueblo tucumano que merece el respeto de los políticos que desean gobernarlo.