N ° 20
Buenos Aires, junio 04 de 1999.-
En el noticiero América 21 de Canal 2, la noche del 1° de junio, el Vicepresidente de la Nación, Dr. Carlos Ruckauf expresó con toda alegría que: “El Congreso ha aprobado que el Banco de la Nación no sea privatizado, igual compromiso ha tomado el gobierno de Duhalde respecto del Banco de la Provincia de Buenos Aires”.
Y luego se largo a explicar que estos bancos debían ser estatales porque “serían” la herramienta fundamental para abaratar el costo de las pymes. Destaco que ambos bancos tenían el 46/47% de los depósitos del sistema financiero.
Ambas afirmaciones no parecen muy congruentes. Si estos bancos concentran ese volumen de los depósitos en nuestro país y las tasas de crédito al sector productor siguen siendo caras, o no se dan créditos, resulta que hay dos bancos principales que siendo propiedad del estado no contribuyen a la política de sus gobiernos.
Ello sin mencionar la generalizada y centenaria sospecha que los créditos en bancos estatales se obtienen a través de favores, a veces políticos y otras monetarios. No se trata solo de sus directores angelicales, son los funcionarios permanentes donde se traban las cosas.
Por eso si de ampliar el crédito se trata va siendo hora que los políticos dejen la demagogia, que es tolerable en campaña pero suicida en el gobierno, y saquen conclusiones más lógicas.
Pero como a Ruckauf pareció no alcanzarle con el comentario se metió en otro tema de mayor gravedad. Sugirió que el Banco Central debía modificar su política o debía modificarse su actual carta orgánica. El cambio que Ruckauf pretende es que el Banco Central reduzca los montos a previsionar por quebrantos para así liberar dinero al crédito.
Si se tomaran decisiones como la propuesta por Ruckauf el próximo Tequila, Arroz, Vodka o Caipinha va a encontrarnos bailando el tango y tomando tinto. En otras palabras se va a debilitar el sistema financiero. Ahí sí que volveremos a estar como en el 89.