N ° 19
Buenos Aires, mayo 28 de 1999.-
Bill Clinton ha demostrado como no se conduce una acción militar. Por no estacionar fuerzas terrestres desde el comienzo en las fronteras de Serbia y Kosovo la acción militar de los bombardeos no fue una amenaza creíble, ni suficiente para Milosevic.
Si no iban a invadir que bombardeen todo lo que quieran parecería ser la idea de los serbios. Como la amenaza no resultó creíble ahora Blair y Clinton se hallan preparando 160.000 hombres para invadir Kosovo. Trágica ironía para reparar el grueso error estratégico de estos pacifistas del 68.
La región de Kosovo ha sido la divisoria entre el Islam y la cristiandad, los imperios otomano y austríaco y finalmente de los nacionalismos albaneses y serbios. Es una forma de vida que lleva varios siglos, y la coexistencia de los pueblos de la región solo se ha dado bajo la fuerza. Así sucedió con los imperios extranjeros o con Tito. Ahora Clinton pretende que luego de un corto período de ocupación por fuerzas de la Otan las etnias, los pueblos de Serbia, Albania, Macedonia, etc. se reconciliarán.
Ninguna base avala la presunción de Clinton, es más luego de tres años de la Otan en Bosnia aún su tarea pacificadora parece lejos de tener éxito. Una vez más me inclino a pensar que luego de tantos errores la Otan ha entrado en un conflicto donde perderá muchas fuerzas, tiempo, hombres y mucho de su prestigio.
Por cierto Milosevic es un criminal balcánico, no un Hitler. No tiene la más mínima capacidad de cambiar el mundo o desatar un conflicto mundial, ni existe algún dirigente balcánico con capacidad para cambiar el equilibrio global. Como, permítanme la ironía, tampoco tienen capacidad De la Rua o Duhalde de cambiar la globalización.
Por eso, y como colofón, la solución duradera y pacífica para los Balcanes esta lejana. Cualquier solución independentista de Kosovo a favor del sector albanés será rechazada por los serbios, y también por los macedonios que temerán demandas similares ya que el 30% de su población son inmigrantes albaneses y otro 30% de Bulgaria. Grecia desearía mutilar a esta última también. La Otan no puede abandonar una campaña cuya “razón” es poner fin a las matanzas realizadas por los serbios, pero cada día es más evidente que necesitarán hacerlo con una ofensiva terrestre. Finalmente la desaparición de Serbia dentro del precario equilibrio balcánico provocaría nuevas erupciones étnicas. No existen entonces motivos para creer que los mismos dirigentes que equivocaron el camino en Rambouillet, en su ofensiva aérea sean quienes sepan como alcanzar una solución como la deseada. Una vez los dirigentes de las primeras potencias mundiales se han empantanado en Kosovo, en los Balcanes.