N ° 18
Buenos Aires, mayo 21 de 1999.-
La venta de parte de YPF a la empresa española Repsol ha despertado a los viejos ismos, el socialismo, el estatismo, el falso nacionalismo, todos de nuestra reciente historia de fracasos económicos.
Como accionista de YPF me asusta que tantos políticos, periodistas y economistas, etc. se metan en un tema esencialmente privado como es el derecho de propiedad de los accionistas de YPF de comprar o vender sus acciones. Las excusas son por demás variadas, que el monopolio, que la soberanía, que bla, bla, bla.
Lo cierto es que la venta de YPF a Repsol o quien fuere, no atañe al estado más que en sus acciones, por lo demás corresponde a cada accionista decidir que hará con sus acciones.
Hace dos semanas sentí la primera alerta cuando Feliz Luna cerraba pomposamente un artículo en Clarín con una frase que refiriéndose a la posibilidad que Repsol comprara toda YPF decía “Compatriotas, es como un poco mucho”. Luego la hija de José Estenssoro, la periodista María Eugenia Estenssoro comenzó a hablar de YPF como la empresa insignia argentina, y algunas sandeces más. La señorita Estenssoro fue candidata a diputada nacional de un partido que se pretende “liberal”, como él de Cavallo. José Estenssoro tuvo duros enfrentamientos con Domingo Cavallo. Mientras vivía su hija se dedicaba a atacar al gobierno al que José Estenssoro integraba. Después se sumo al partido de un adversario de su padre y ahora pretende usar la memoria de su padre para conmovernos y justificar la sinrazón de su intervención en un negocio privado.
YPF hoy no es una cuestión de estado, es un asunto de sus accionistas. La vuelta a estas discusiones muestra que en verdad a pesar de tantos años de fracasos estatistas y de dirigismo se utiliza como excusa esta oferta de Repsol para cuestionar al modelo de economía abierta que se está construyendo en nuestro país.
Independientemente de mi calidad de accionista existen nubarrones desde el punto de vista de mis ideas. Pero no hacen a la cuestión de vender, o comprar YPF. La amenaza es que algunos políticos irresponsables se tienten en el futuro.
Ya Illia anulo los contratos petroleros. Perón estatizó diferentes empresas. Conservadores, radicales y socialistas estatizaron otras compañías eléctricas. La defensa ante la tentación estatista a mí juicio era que las compañías privatizadas por Menem cotizan en bolsas, sus acciones y bonos están los activos de las AFJP. Pero si YPF pasa a ser propiedad de Repsol me temo que con tantas ideas falsamente nacionalistas, estatistas, socialistas y dirigistas, algunos políticos irresponsables se animen a estatizar otra vez a YPF.
Además como todos sabemos afectará el mercado de capitales. YPF es la acción que más se comercializa en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, tal vez la acción más importante de Latinoamérica desde que Telebras fue dividida en 12 compañías. Esto también hace al mercado de capitales, al desarrollo. Pero también esta cuestión es ajena a la oferta de compra de YPF formulada por Repsol. Es una cuestión de las autoridades públicas y de los mercados de capitales acerca de como crear un mercado de capitales real y no un mero trading especulativo.
Finalmente un ingenioso ataque a la oferta de Repsol vino por parte de las becas José Estenssoro que YPF da para estudios de postrado en el exterior. Ingenioso porque muestra un lado supuestamente “solidario” para oponerse. Como accionista preferiría que me paguen más utilidades que dar becas. Si las becas son un crédito fiscal para pagar menos impuestos se manejan de una forma bastante equivocada.
YPF debería dar esas sumas de dinero a universidades argentinas públicas o privadas, para investigación o programas de becas aquí en nuestro país. Esta es una las formas en que se financian las mejores universidades norteamericanas. Es hora de dar el primer paso, hoy universidades como el Cema, Eseade, San Andrés, Austral, Palermo, etc. son de primer nivel. Por eso me animo como accionista de YPF y argentino a señalar que el programa de becas José Estenssoro es muy loable, pero errada. Si YPF saca dinero de los accionistas o de los impuestos para un programa así, mejor que lo gaste en nuestras universidades.