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N ° 18

Buenos Aires, mayo 21 de 1999.-

ISRAEL, PARADOJA ELECTORAL

      El último lunes el pueblo de Israel eligió mayoritariamente al partido Laborista consagrando a Ehud Barak como nuevo Primer Ministro. El periodismo a lo largo y ancho del mundo difundió el resultado electoral como un triunfo de la paz dando a entender que con Benjamin Netanyahu ha sido un obstáculo para ella.

      Es una paradoja que la interpretación sea tal, cuando Bibi Netanyahu perdió parte de su apoyo electoral por haber continuado con los acuerdos de Oslo. La gran mayoría de los israelíes desea continuar ese proceso de paz, pero son una mayoría con poca cohesión. Netanyahu pago en las urnas el no haber derribado el muro que entre su partido del Likud y el laborismo existe en el tema de la paz.

Porque Bibí Netanyahu siguió con los acuerdos de Oslo mientras le decía a sus partidarios religioso y nacionalistas que no iba a abandonar esa causa, continuo fustigando en público a Yasser Arafat. Esa maniobra consiguió los votos necesarios del Likud para aprobar los acuerdos de Oslo sin desatar una guerra civil. Fue un discurso que le permitió a los legisladores del Likud aprobar los acuerdos de Oslo mientras se autoconvencían que n o traicionaban sus causas.

      Por eso cuando la historia se escriba Bibí Netanyahu será reconocido como un político hábil, un estadista que incorporó al proceso de paz entre los judíos y los árabes a muchos compatriotas que odiaban el proceso de pacificación. Para ello debió mentir, engañar, a tal punto que ni siquiera ha aceptado que se le reconozca este logro.

      Sus negociaciones consiguieron mayores seguridades de los palestinos, hicieron del proceso de paz una rutina y que Israel pueda mirar al futuro desde una posición mejor. Pero entrampado en su propia actuación se ha negado a sumarse públicamente al proceso de paz por el cual tanto ha hecho, se muestra incapaz de mostrar una visión positiva del futuro de Israel a partir de aprobarse los acuerdos de Oslo.

      Por eso a pesar de sus logros no podía esperarse que fuera reconocido en las urnas, porque no supo, ni parece haber querido hacerlo, interpretar las esperanzas de su pueblo. Bibí Netanyahu creo la oportunidad para la paz y para la unidad de la inmensa mayoría de los israelíes, fueran del Likud o del laborismo. Y ahí la paradoja, como Churchill y muchos otros estadistas, Bibí Netanyahu tampoco logró sobrevivir a su victoria política.

 

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