N ° 18
Buenos Aires, mayo 21 de 1999.-
La espectacular denuncia formulada por Gustavo Beliz y una miembro por su partido en la Auditoría de la Ciudad de Buenos Aires tiene algunos aspectos interesantes. Resulta conocido que en la Carta Orgánica del radicalismo se establece la obligación de quienes acceden a ciertos cargos públicos de contribuir al partido.
Dicha cláusula y el vedettismo de la investigación pueden permitir zafar al auditor Irazoiz del radicalismo. Pero si la denuncia es cierta y el auditor Irazoiz se salva la culpa será del propio Beliz. Además si Gustavo Beliz y sus correligionarios sospechaban estar frente a la comisión de un delito, la instigación a cometerlo, etc. tenían obligación legal de denunciarlo ante el Juez de turno en forma inmediata.
Es decir que los tres habrían cometido también un delito. Solo la vanidad por los flashes televisivos y la insana competencia por arrebatar al Frepaso la vanguardia denuncista explican tal yerro. Yerro que bien podría salvar al presunto implicado. Finalmente prueba que no existe posibilidad de independencia alguna entre estos cuerpos políticos. Un legislador que debe denunciar y controlar a los Auditores estaba en el cuarto de la auditora escuchando la “cama” a Irazoiz.
Así se demuestra que no están preparados para gobernar, solo para denunciar, para ser oposición. Falta a Beliz un largo camino de aprendizaje si desea gobernar.