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N ° 17

Buenos Aires, mayo 14 de 1999.-

SINCERAR EL DEBATE EDUCATIVO

      Estas dos semanas hemos asistido a un debate sobre el financiamiento de la educación, en especial la universitaria. Había tocado este tema en él numero 5 del 19 de febrero de este año cuando elogie la decisión del gobierno laborista británico de Tony Blair que había decidido arancelar las universidades. (si alguien quiere el número atrasado solo basta pedirlo por mail).

      Mientras tanto en la Florida el gobernador Jeff Busch logro aprobar una ley por la cual establecen el sistema de “vales educativos”. Vieja idea de Milton Fridman para poner a la escuela pública en el mercado. Mantener el financiamiento educativo para los que menos tienen, y dar participación eficaz a los padres en la selección de la educación de sus hijos.

      El vale educativo da a los padres la posibilidad de elegir la escuela, de penalizar a los malos docentes y las malas escuelas. El modelo educativo estatal como lo conocemos y aceptamos en Hispanoamérica ha fracasado. Sin vueltas.

      Durante cinco siglos muy poco han aportado las universidades hispanoamericanas al conocimiento, y ello es por la burocratización docente y el facilismo. Como no compiten y tienen cautivos a los hijos de quienes menos tienen, los docentes y planificadores estatales siguen reiterando un modelo fracasado, pero asegurándose sus también sueldos, que en verdad son muy altos si los medimos contra los resultados obtenidos.

      Nuestros países no exportan intelectuales, se van solos. Los expulsamos se van a buscar un mejor clima para su mente, uno más libre. No se van a Cuba, se van a universidades privadas extranjeras. Esto también explica porque los premios nobeles salen de países donde en la educación y la investigación existe un sistema de premios y castigos.

Universidad de Buenos Aires, Universidad estatal.

      Con motivo del recorte presupuestario el inepto Rector Oscar Shuberoff lanzo a cientos de activistas a cortar calles y perturbar la vida ciudadana. En la sección “Numeritos” pueden verse algunos datos de la UBA que dejan pasmado, aquí quiero exponer algunas cuestiones que hacen a la urgente necesidad de terminar con el modelo actual de universidad estatal.

      En primer lugar entre la ciudad de Buenos Aires, La Plata y Lujan existen según mis cálculos 12 universidades estatales (UBA, UTN, La Plata, UTN La Plata, Lujan, La Matanza, Lanús, Gral. Sarmiento, Lomas de Zamora, Quilmes, Tres de Febrero, San Martín). Verdadero festival de universidades que dictan carreras idénticas, que no investigan (salvo honrosas excepciones) y que se han convertido en guarderías para miles de adolescentes-adultos.

      El caso más claro es la UBA. Hoy se dictan 97 carreras con títulos de grado, 187 títulos de postrado (divididos en 13 doctorados, 45 maestrías y 129 carreras de especialización). Estos simples datos muestran como gracias a Shuberoff y Franja Morada, la UBA de universidad solo conserva el nombre de tal. Hoy es más un hipermercado de capacitación.

      La capacitación es necesaria, pero no es el fin de la universidad. Ya decía Juan Bautista Alberdi que Argentina debía cambiar los hábitos por estudiar ciencias sociales y que los jóvenes fueran instruidos en artes y ciencias prácticas. En sus libro Bases decía que terminaríamos siendo un país de 800.000 abogados, había 800.000 argentinos

Gracias al facilismo de los sistemas de ingreso hoy la UBA tiene 183.000 estudiantes. De ellos solo egresan 27.000, es decir el 14,75%.

Esta inflación de la matrícula estudiantil requiere mayor número de profesores. Como son más cobran menos y como cobran poco son malos. Un verdadero círculo vicioso, que termina generando resentimientos en los profesionales mal capacitados que luego fracasan en competencia con los egresados de verdaderas universidades.

      Ese círculo vicioso genera una mayor conflictividad social y la consecuente rentabilidad negativa macroeconómica. No podemos quitar a nadie el derecho a estudiar, pero debemos racionalizar el uso del dinero público. No es justo gastar dinero público en educar a quienes no encontraran trabajo como tales. No es justo tampoco gastar el dinero que podría darse a universitarios de excelencia en un 85,25% de estudiantes que jamás se reciben.

      Si como además pregona Shuberoff muchos profesores universitarios dan clases gratis queda una pregunta sin respuesta ¿Entonces en qué se gasta Shuberoff el dinero?

      En la calle Viamonte 2020 Franja Morada, o un centro de estudiantes controlado por Franja Morada, compró un petit hotel como sede operativa. Lo compraron con el dinero proveniente de la venta de fotocopias de libros (delito contra la propiedad intelectual) y la explotación de estacionamientos en facultades.

      En otras palabras estudiantes que van en auto y pagan estacionamiento a la Franja Morada y a los centros de estudiantes, son los mismos que “no podrían pagar” una matrícula mínima.

      En fin todo demuestra que la administración de la UBA es un verdadero centro de corrupción e ineficiencia. Sí porque genera negocios privados con espacios y dineros del pueblo.

      Hay mucho más y lo seguiremos analizando. La educación universitaria en nuestro país requiere un debate de fondo. Necesitamos que las universidades sean tales, y que la educación técnica se dé en el ámbito que corresponde. La universidad supone la creación de pensamiento. Títulos como Licenciatura en Diseño de Indumentaria, Podólogo, Enfermería, son profesiones útiles y dignas, pero no tienen nada que ver con la educación de una universidad.

      Como final de la sinrazón, el aumento del gasto votado en el Congreso frente a la protesta universitaria callejera de los militantes izquierdistas, será pagada por ellos mismos, y por nosotros, cuando en el futuro debamos enfrentar mayores impuestos para pagar la deuda. Este solo ejemplo del real resultado que tiene la “victoria” de los estudiantes y los legisladores, nos muestra que la UBA no produce universitarios, sino idiotas útiles. Idiotas que se van a perjudicar en el futuro cuando deban pagar esta nueva deuda.

      Por cierto sería muy saludable que Shuberoff explique porque el 24,64% del presupuesto de la UBA se va en el rectorado, donde no hay ningún alumno. A la UBA no la salva más dinero, la salva que echemos a Shuberoff.

 

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