Artículo

  Volver atrás

N ° 16

Buenos Aires, mayo 07 de 1999.-

KOSOVO OTRAS LECCIONES Y COMPLICACIONES

      Creo importante destacar que por primera vez en varios lustros las fuerzas de Occidente, la Otan, han actuado a favor de un grupo musulmán. Esto despeja también la idea que las guerras contra ciertos regímenes fundamentalistas fueron antimusulmanas. Es una importante ocasión para reencontrar un camino de dialogo y paz entre cristianos, judíos y musulmanes. De ver como a todos nos puede suceder ser minoría y ser masacrado salvajemente.

      Militarmente hablando la Otan tiene frente a sí un problema serio para usar sus tropas terrestres. No existe apoyo de los países vecinos para facilitar el establecimiento de tropas terrestres en preparación del ataque y para su apoyo logístico.

Hungría teme represalias de Milosevic sobre los 350.000 húngaros que habitan Yugoslavia, por lo que niega que se establezcan bases de asalto terrestres. Macedonia tomó igual decisión. En Italia la opinión pública estaba dividida antes de comenzar las acciones aéreas y hoy hay más rechazo que antes. Al iniciarse las operaciones en Alemania ya existían dos tercios de opiniones en contra de enviar tropas terrestres, podemos imaginar cuando haya bajas. Grecia niega que utilicen sus puertos para abastecimientos. Y en los Estados Unidos las encuestas (que orientan toda decisión de Clinton) muestran claramente que: si una vez más comenzaran a llegar bolsas de plástico negro con cadáveres, el apoyo a las acciones militares caería rápidamente. Y en EE.UU ha comenzado también la carrera presidencial.

      Con tales problemas establecer 10 a 15.000 soldados en Kosovo puede transformarse en una pesadilla operativa y logística. Ni hablar de una fuerza que pretendiera ocupar toda Yugoslavia, y del tiempo que llevaría reunirla.

La invasión desde Albania también podría transformarse en un nuevo Dien Bien Phu, donde los aliados deberán ocupar tierras bajas, cruzar puentes en valles angostos y aceptar que los serbios estén en las alturas disparando con sus morteros a fáciles blancos. Aún así es claro que con las diferencias tecnológicas a favor de la Otan, en especial de los norteamericanos, los serbios deberían terminar derrotados. El problema es el apoyo de los presidentes de la Otan cuando resulta claro que dichos pueblos no desean perder vidas en esta guerra.

      En el camino la acción de Jesse Jackson logrando que Milosevic libere a los tres soldados estadounidenses prisioneros de guerra, impacta. Como han impactado algunas otras de Jimmy Carter y de él mismo. Lo difícil del caso es que la opinión pública queda bajo el impacto de sus “logros”. Logros que son solo avivadas de los adversarios de la política exterior norteamericana. Logros que se realizan por personas que no tienen representatividad para sus gestiones salvo su gigantesca vanidad de verse como grandes pacifistas en todos los medios de comunicación.

      Si fuera ciudadano norteamericano pensaría seriamente que estas actitudes son un acto de traición y condicionamiento a la política de mí país. Al presidente elegido democráticamente. Ni Carter, ni Jackson, ni muchos otros vanidosos comedidos, han sido votados para desempeñar la política exterior de su país. Sus actos por el contrario suelen comprometer políticas de quienes han sido elegidos por el voto popular, políticas en las cuales su país ha gastado cientos o miles de millones de dólares.

      Todavía se los tolera porque el periodismo los presenta como paladines de la paz. Pero en verdad son usurpadores del poder democráticamente elegido.

 

  Volver atrás