N ° 16
Buenos Aires, mayo 07 de 1999.-
El pasado domingo 2 de mayo la Otan bombardeó las centrales eléctricas de Yugoslavia. Mientras tanto Slobodam Milosevic dejaba en libertad a tres prisioneros de guerra norteamericanos ante le reverendo Jesse Jackson, como gesto de “buena voluntad”.
Una vez más Milosevic jugo una carta fuerte, confiando en que su gesto ablandaría al público norteamericano. Porque el gesto es de buena voluntad hacia los estadounidenses. Pues mientras tanto la causa del conflicto, la limpieza étnica de los albano kosovares continua.
Milosevic sabe dar sus golpes de efecto. Pero el General Weslley Clark (Comandante General de la Otan) también. El mismo día lanzo un ataque sobre las centrales eléctricas yugoslavas dejando prácticamente al país sin energía eléctrica.
Fue un golpe bien planeado para quebrar la moral del pueblo yugoslavo. La vida en ciudades modernas sin energía eléctrica es casi imposible. Si lo sabremos los argentinos con los apagones de 1988/1989 y muchos porteños por el reciente apagón de Jodesur en febrero de 1999. La falta de energía eléctrica dificulta la vida hasta límites insospechados, pero en el caso yugoslavo donde primero destruyeron las refinerías de petróleo, ni siquiera resultará fácil utilizar fuentes alternativas.
Anticipando una conclusión relacionada con el siguiente artículo, ante la dificultad de iniciar una acción terrestre, los líderes militares de la Otan tampoco parecen dispuestos seguir esperando una victoria que la ofensiva aérea muestra como incierta. Por eso han dado un golpe que moral, humana y económicamente es muy duro.
Es tal vez un golpe durísimo que podría llevar a que Milosevic negocie. Lo importante es no olvidar porque y para que se iniciara la acción militar.