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N ° 15

Buenos Aires, abril 30 de 1999.-

DELITO Y MINORIDAD

      La ola de delincuencia tiene como protagonistas a muchos menores con lo cual se ha reavivado la polémica acerca de la imputabilidad de ellos. Fruto de una sentencia ejemplar que impuso la condena de prisión perpetua a tres menores que habían robado y matado reiteradamente por fin muchos políticos se sinceraron.

      Cuando hablamos de imputabilidad para simplificarlo a quienes no son abogados, estamos hablando de la madurez de la persona por la cual puede comprender la criminalidad de un acto, la naturaleza de sus acciones.

      Cuando fue sancionado el Código Penal vigente en 1921 la imputabilidad penal se hallaba fijada en 14 años. Por sucesivas leyes modificatorias fue elevada a 16 y 18 años según la gravedad de ciertos delitos. En Gran Bretaña para delitos muy graves se puede fijar en 10 años y si no está en 12 años, en Suecia está en 16 años, en algunos estados de los EE.UU como la Florida la imputabilidad no se limita por edad sino por condiciones psíquicas del imputado, etc.

      A mí juicio si en 1921 la imputabilidad estaba fijada en 14 años, hoy bien podría reducirse o fijarse en 14 otra vez. Tengo claro que con los medios de comunicación masivos actuales, un joven madura más rápido. Hoy un adolescente sabe muy bien que es la droga, robar, matar, y también sabe que son delitos.

      Voces como las de Federico Storani, Juan Pablo Cafiero, Elisa Carrió, Rosa Graciela Castagnuolo de Fernández Meijide, Aníbal Ibarra, Laura Bolof (adjunta de derecho penal en la UBA y secretaria del Tribunal Superior de Justicia de la ciudad de Buenos Aires), etc. se alzaron para repudiar el fallo del tribunal Oral de Menores de la Capital Federal, para reclamar que se elevará (sí, están leyendo bien) la edad de la imputabilidad, etc. Mientras tanto de la Rua hace unas semanas pedía que se endurecieran la penas y medidas procesales (olvidando que impulso el 3 x 1 cuando era Senador Nacional en 1984 y otras joyitas como reducciones de penas, etc.).

      Las contradicciones de la Alianza son conocidas. Pero quiero destacar que todos los primeros no están exponiendo por demagogia, esperando ganar un voto, lo hacen por convicciones. No creen en la autoridad policial y el orden. Ese es el peligro, porque están diciendo lo que harán si toman el poder.

      No se trata de un tema menor, se trata de nuestra seguridad. Ninguna víctima distinguió si la bala que lo mato era disparada por una persona de 15 años, de 20 o de 30. Lo mataron y eso es lo que cuenta. Por eso es que la imputabilidad es una cuestión importante porque los adolescentes matan y saben que están matando. Se drogan y saben que lo hacen para poder matar y colocarse en inimputabilidad. Todo eso es delito a sangre fría.

      Cuando una bala mata a un ciudadano inocente e indefenso, lo importante es que lo mataron y que quien cometió el delito pague su culpa. Las medidas que enuncian esos políticos demodé, que pretenden que hay que reparar el daño (deben creer en la posibilidad de resucitar), o de trabajos comunitarios, etc. están hablando de impunidad.

      Cuando hablan de corrupción piden basta de impunidad, cuando nos roban y nos matan piden impunidad. Puedo comprender su lógica en el robo, ya que no creen en la propiedad privada y por lo tanto violarla para ellos no es grave. Pero cuando de la vida se trata, del abuso sexual, etc. ya no existen esas disquisiciones, es impunidad para los delincuentes.

 

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