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N ° 14

Buenos Aires, abril 23 de 1999.-

SANTIAGO SOLDATI-RAUL MONETA

Hace una semana toque el caso de dos famosos hombres de negocios ante los problemas de sus empresas. Esta semana el día lunes en El Cronista se reflejaron dos actitudes distintas de ellos.

Moneta viajo a los EEUU y obtuvo un crédito de U$ 120 millones para pagar deudas del Banco República, lo garantizo con acciones de Citicorp Equity Investment. No lo hizo de bueno, pero puso el pecho y arriesgo su capital para honrar deudas.

Soldati según los analistas financieros es claro que no solo no piensa pagar los U$ 25 millones del commercial paper, sino que al encargar a MBA la reestructuración de la deuda total de SCP está demostrando que no van a ser pagados otros casi 500 millones (por lo menos como fueron pactados cuando los pidió prestados).

Pero en estos últimos años Santiago Soldati y otros directores de SCP habrían realizado otros negocios mejores que su trencito de la Costa y el Parque anexo. Los hicieron y los tienen. Aquí, en Ecuador, en Paraguay, etc. Pero no han demostrado voluntad alguna de auxiliar ellos mismos a la empresa que dirigían. Como sucedió en Baesa el muerto será para los accionistas que no participan de la dirección, y para los acreedores.

Como hace algunos días sostuvo valientemente el Padre Rafael Braun en el Cronista, nuestro amado país necesita una revalorización moral, “un redescubrimiento de los valores fundamentales”. No solo de la política, también de los empresarios y en especial de aquellos que dirigen empresas públicas (que cotizan en bolsas) que se enriquecen más allá de sus salarios.

En otras palabras a quienes creemos en el capitalismo democrático, en la economía de mercado y la democracia, debemos tener en claro que no alcanza un consenso social solo sobre esos modelos. Que es necesario un consenso sobre otros valores fundamentales que no se limitan a esos campos, pero hacen a una moral ordenada a esos sistemas. Y que los malos ejemplos pueden disminuir, dañar el consenso sobre el orden social de la libertad.

 

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