N ° 14
Buenos Aires, abril 23 de 1999.-
Hoy harán ya 30 días desde que la Otan inició sus ataques aéreos sobre Yugoslavia. En ese tiempo Milosevic aumento la persecución étnica, las violaciones de derechos humanos, atrocidades y la expulsión de los albano kosovares.
Recién el día 22 de este mes decidieron lanzarle alguna bomba a su casa. Pero Milosevic no tiene muchas chances de negociar. Los extremos y los odios en las guerras conducen a posiciones más duras de los implicados. ¿Quién podría asegurarle a Milosevic que si negocia o se rinde luego no será perseguido por genocida?
Solo el presidente y el primer ministro de Israel podrían darle esa seguridad. Ellos dijeron que genocidio fue el judío no el que está haciendo Milosevic. Pero no creo que alcance.
Cuando en la Segunda Guerra Mundial los Aliados anunciaron que solo aceptarían la rendición incondicional de Alemania lo hicieron con un buen propósito. Pero la consecuencia fue que desde entonces los generales alemanes creyeron que la única salida era seguir combatiendo y esperar las armas milagrosas de Hitler. Cuando en política no hay espacio para negociar, y la razón son principios morales de las democracias difícilmente los dirigentes de los pueblos democráticos negocien nada. Solo pueden imponer, los principios y valores no son negociables, al menos en público.
Por eso luego de haber negado terminantemente que invadirían por tierra, ahora están preparando la invasión. Solo puede decirse que los dirigentes políticos de la Otan se equivocaron gruesamente. Cuando el telón caiga y se revise esta guerra van a concluir con algo que ya se sabe. Las guerras no se hacen siguiendo encuestas.
Mientras tanto cada semana son más las víctimas inocentes. La imprevisión de los políticos la siguen pagando los pueblos.