N ° 11
Buenos Aires, abril 05 de 1999.-
Cuando Lino Oviedo llego a la Argentina buscando asilo político se pudo ver una actitud distinta en la dirigencia política según estuvieran, o no, en una puja electoral. Así Raul Alfonsín acompaño la decisión del presidente Menem con mayor decisión que el propio vicepresidente de la Nación, Carlos Ruckauf. De la Rua, Chacho Alvarez, Rosa Graciela Castagnuolo de Fernández Meijide y Eduardo Duhalde, entre otros candidatos, se llenaron la boca con condenas.
A nadie le gusta tener a una persona como Oviedo en Argentina. Pero ojo que él está casado con una mujer argentina y por ello tiene derecho legal automático a residir aquí.
Además el legislador frepasista Zaffaroni, que obviamente detesta a Oviedo y al gobierno del Presidente Menem, expuso con claridad que Oviedo tiene derecho a ser asilado porque los delitos imputados hasta ahora son políticos.
Una vez más se demuestra como la experiencia en el poder, y la formación intelectual, son una guía de conducta mejor que la ansiedad progresista frente a los micrófonos. Pero además me pregunto si quien pidiera asilo político fuera Fidel Castro ¿se animarían a protestar igual de fuerte?