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N ° 11

Buenos Aires, abril 05 de 1999.-

PARAGUAY, EL GOLPE PARLAMENTARIO

      En mí anterior número quise realizar una breve descripción de los hechos de los años anteriores como para ubicar la situación luego de la muerte del Vicepresidente Luis María Argaña (ex presidente de la Corte Suprema con Stroessner). Cite las palabras del diario opositor asunceño ABC Color que decía que había muerto Argaña, y políticamente habían muerto Cubas y Oviedo.

      Compartía el análisis y por ello me cuesta creer que sean los culpables del homicidio de Argaña. Los hechos parecen demostrar que existió una conspiración organizada para destituir al ex presidente Cubas. Violando las normas establecidas para el juicio político al presidente se lo voto sobre tablas en la Cámara de Diputados, aprovechando la ausencia de diputados del sector de Cubas y Oviedo, se impidió a golpes entrar al recinto a dos diputados de dicho sector, etc. Todo con la justificación de la urgencia que imponía la muerte de Argaña.

      Luego en el Senado se denegó la prueba de la defensa de Cubas y se rechazaron recusaciones con causa. El pasado sábado 27 de marzo estuve pegado al televisor siguiendo el debate del Senado. Cubas estaba condenado, un Diputado que actuaba como fiscal expreso que era un juicio político y que por lo tanto no había porque respetar los derechos de defensa y procedimientos establecidos por la Ley 1048.

Hasta en Nüremberg se dio derecho de defensa a los nazis. Los políticos paraguayos que refugiaron nazis no le dieron derecho de defensa a su presidente elegido libre y democráticamente. Esa es la diferencia los liberales y los demócratas reconocemos los derechos individuales a todos.

      Claramente enardecidos los ánimos el día anterior los manifestantes frente al Congreso paraguayo terminaron a los tiros. Las nuevas muertes, y en estas sí parecerían haber existido grupos de francotiradores oviedistas, pero ambos grupos en la plaza estaban también armados.

      Lo que resulta claro es que luego un juez culpó penalmente por “homicidio por omisión” a Cubas, Oviedo, al Jefe de Policía, y al Viceministro del Interior. Al Ministro del Interior, hermano de Cubas y argañista no. Extraña ruptura de la cadena de responsables.

      Todo esto no hace más que demostrar la parcialidad y atroz violación de los derechos elementales de defensa en juicio. A Cubas y a Oviedo se los condeno desde la televisión y el Congreso sin darles oportunidad de defensa alguna. La celeridad de la operación hace que Paraguay tenga hoy un Presidente que era Senador y nadie voto pensando en que ejercería dicho cargo. Este buen señor pretende quedarse 4 años y 5 meses, luego que echaran a un presidente electo por el 55 % de los paraguayos a los 7 meses de asumir.

      El nuevo Presidente dijo que se terminaría la impunidad y la corrupción.

Recibió la banda presidencial de manos del Senador Vitalicio y ex Presidente Juan Carlos Wasmosy, a quien Cubas había acusado de haber malversado caudales públicos por 6.000 millones de dólares.

      El grupo de adictos al ex dictador Stroessner tomó el poder por la vía de un golpe institucional, no por el voto popular. Y aquí muchos se rasgan las vestiduras por Oviedo, lo tratan de golpista, etc. Defienden al nuevo gobierno como si fueran ángeles. No hay que olvidar que Oviedo granada y pistola en mano arrestó a Stroessner, cuyos adictos se han vengado de aquel acto.

      Una vez más siento que la urgencia de los medios de comunicación (la periodista rubia del noticiero de Canal 9 de Paraguay llego a decir “no importa que hayan dicho las urnas”, pinturita democrática la niña). Y de muchos políticos por figuración. Pero están quebrando los valores del derecho de defensa en juicio, de la presunción de inocencia. Impidiendo que se aclaren crímenes. No tengo elementos para juzgar a unos o a los otros, tampoco tengo derecho a ello, pero no puedo evitar el escalofrío de ver un linchamiento político y personal atropellando los derechos individuales.

Mientras tanto Paraguay sigue en manos de la misma gente que ha tratado al estado como un botín, al pueblo como una clientela.

      ¿Quiénes serán los verdaderos culpables, los descubrirán algún día? Argaña no era John F. Kennedy, no habrá una película en Hollywood, ni un fiscal valiente, de mente abierta. En Paraguay en el clima actual, con la histeria pública desatada contra Oviedo y Cubas resultaría extraño que ellos no resultaran culpados de los crímenes de la semana anterior.

      Lo difícil será saber si las sentencias son justas. Lo triste es saber que nos muestran como demócratas a los golpistas stroessneristas.

 

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