N ° 5
Buenos Aires, febrero 19 de 1999.-
Sorpresivamente el pasado domingo me encontré en la pagina central del suplemento educativo de Clarín una nota titulada “Para estudiar en Cambridge, ahora hay que pagar”.
Me llama la atención que nuestros izquierdistas vernáculos, tan admiradores hoy de la tercera vía de Tony Blair callen acerca de esta reforma. Sí fue Blair, no Major o Thatcher, quien ha dispuesto que los alumnos universitarios paguen aranceles por sus carreras universitarias.
Digamos que comparando con el nivel académico de los EEUU y de aquí, los aranceles son realmente baratos. La cuota anual máxima para Cambridge es de U$S 1.700-, por un nivel similar en USA se paga mucho más y por bastante menor calidad educativa aquí se paga más. Como ejemplo un buen jardín de infantes cuesta en Buenos Aires alrededor de U$S 2.500- por año (lo pago por lo tanto es un dato cierto), las universidades locales son inferiores a Cambridge y cuestan más.
Pero lo importante es que aquí “seguimos colectiva y políticamente” creyendo que la educación universitaria debe ser gratuita. Al respecto las reflexiones del señor Peter Coyne –experto en financiamiento educativo de la Universidad de John Moores de Liverpool- son terminantes “en este país hemos conseguido que la gente crea que la salud y la educación crecen en los árboles. Por supuesto que la educación no es gratuita, es solo que antes no hacíamos que la gente que recibe el servicio pagara la cuenta”.
Realmente claro el concepto. Ni siquiera la señora Thatcher se animo con la universidad en Gran Bretaña, poderoso lobby son los estudiantes gratuitos. Por eso en Argentina es hora de levantar la puntería con el debate, y decidir si la cuenta de la universidad será pagada solo por los laburantes (léase contribuyentes) o también es hora que los beneficiarios paguen una parte y eso los haga estudiar mejor. Pagar los estudios, aunque sea en parte, genera la responsabilidad de hacerlo a conciencia y no de estar malgastando recursos de otros.
Además hoy en Ambito Financiero anuncian otros cortes de subsidios en la educación y que por lo menos 15.000 maestros no sirven para educar, no están preparados. Aquí Mary Sánchez es Diputada y la carpa representa parte del atraso del Estatuto del Docente.
La verdad que además me sorprendió enterarme de estas reformas hechas por Blair. Igual que otras de Carlos Menem aquí, hay reformas necesarias que las hacen quienes, a veces, menos esperamos. Esperemos que la Ministro Sra. Decibe se dé cuenta de cuanto hay por hacer sin transar con los gremios docentes.