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N ° 3

Buenos Aires, febrero 05 de 1999.-

COMITÉ OLIMPICO LA HIPOCRESIA DEL DEPORTE AMATEUR

      Desde hace algunas semanas cuando se destapo  la olla de la corrupción en el Cómite Olímpico Internacional todos los medios de prensa se han focalizado en cuestiones de personas, votaciones, etc. Las autoridades mismas del COI por mucho que digan son responsables de la situación y nada están haciendo para cambiar las cuestiones de fondo.

      Cambiar dirigentes del COI no es la solución, ni mucho menos buscarse algunos “perejiles” que le aseguren a Samaranch y su camarilla la continuidad.

      Luego de mucho años de dirigir el COI con mano de hierro Samaranch debería ser el primero en renunciar. Muchos otros deberían seguirlo y aún así el problema seguirá. Es igual que en la FIFA, la AFA, etc., no se trata de personas, es la hipocresía de hablar de deportes amateurs (COI) donde se mueven miles de millones de dólares, o de entidades sin fines de lucro dirigiendo deportes profesionales (caso FIFA, UEFA, CSFA, AFA, etc.).

      No se trata de deportes, no se trata de amateurismo, se trata de negocios gigantescos.

      Mientras el negocio del deporte se mezcle con formas que disimulan o pretenden obviar la característica esencial del mismo, habrá hipocresía y corrupción.

      Los dirigentes de clubes de football, del COI, permanecen en sus cargos casi hasta que la muerte los separe. El caso argentino, y tal vez resulte injusto pero es así, es un claro ejemplo de cómo es más importante estar atado a la silla que a los resultados. El presidente del COI Argentina lleva 22 años en su cargo, es un coronel que está ahí desde el Proceso, y en toda su gestión el deporte olímpico argentino, al menos en los Juegos Olímpicos no ha ganado medallas importantes. Pero sigue ahí. ¿porqué? Porque el COI es como una iglesia, donde el COI banca a los presidentes de cada país a cambio del apoyo que estos le dan al COI para estar varias décadas. Ni los reyes modernos están tanto tiempo al frente de sus países.

      Y en todos esos años dirigen un deporte amateur, entre miles y miles de millones de dólares. Entonces es fácil comprender que se generan sistemas de corrupción en el COI.

      El caso del Fondo Boca Juniors es bastante claro, es la primera vez que muchos pueden participar del negocio de compra y venta de pases de jugadores de football profesional que en general se reservan unos pocos en los clubes y las asociaciones. Es una buena idea dentro de un mal sistema, pero es un progreso.

      Por eso creo que el deporte norteamericano es más sincero. Son ligas profesionales, dirigidas por empresas con fines de lucro, que sus dueños buscan ganancias y para ello se ven obligados a proteger su negocio.

      Proteger su negocio implica sistemas que controlen temas de drogas, salariales, publicidad, transmisiones, etc. Así sus negocios no son manejados ni por Murdoch, ni por TyC, etc. Los manejan los dueños del negocio. Hay droga, hay conflictos salariales, con las cadenas que transmiten eventos, pero las discusiones son franca más sinceras, se discuten negocios, números.

      No se hacen discursos, no existen grandes bonetes para que nadie sea responsable. Combaten la droga porque daña la imagen del negocio y perjudica a los jugadores que generan los ingresos. Saben que hacen jugar a los deportistas infiltrados, con medicamentos contra fiebre, etc. que generan el caldo de cultivo para adicciones y generan sistemas de rehabilitación.

      Discuten reparto de ingresos sobre curvas de riesgo y rentabilidades, negocian transmisiones en forma transparente y abierta, haciendo que el dinero no sea lo único, se preocupan de que llegue a la mayor audiencia, con buenos programas, etc.

      Aquí, en Inglaterra, etc. los que arman el legítimo negocio de la transmisión terminan dirigiendo el deporte porque los clubes no tienen por fin lucrar, pero se mueven en un negocio multimillonario y los dirigentes en ve z de ser managers profesionales son “amateurs”.

      Se podría seguir con ejemplos y situaciones al infinito, pero lo concreto es que el COI debe sincerar sus estructuras, al igual que otros deportes profesionales como el football deben sincerar que son empresas, y de ahí podremos tener un deporte más sano en su gestión, más sincero y menos corrupto.

 

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