N ° 24/2001
Buenos Aires, diciembre 05 de 2001.-
Desde el anterior número en Afganistán ha caído el régimen taliban, pero si revisáramos la prensa de los días previos al desmoronamiento del totalitario régimen nos encontraremos que casi todos los periodistas y sabihondos opinadores estaban diciendo que la guerra estaba estancada, que el bombardeo norteamericano no servía de nada, etc.
En algún momento parece haberse establecido una suerte de consenso que las guerras deben ganarse en menos de un mes, con lo cual a los 20 días ya todos pueden empezar a criticar la conducción. Atrás quedaron los tiempos de Churchill, Rooselvelt, etc. de guerras que duraban años y en las cuales los estadistas dedicaban la mayor parte de su conducción a prever la postguerra.
Durante la Segunda Guerra Mundial durante los primeros tres años los Aliados cosecharon una impresionante serie de derrotas, pero el periodismo no se transformó en conductor de la voluntad bélica de sus países.
La impaciencia actual no encuentra justificación ni bélica, ni política alguna. Para mayor gravedad en forma casi inmediata la estrategia militar del Pentágono en Afganistán obtuvo contundentes resultados.