N ° 22/2001
Buenos Aires, octubre 23 de 2001.-
El Comité Nacional del radicalismo planea reunirse mañana para confeccionar un documento exigiendo cambios de rumbo al gobierno nacional, dicho sea de paso de su propio partido, bajo la amenaza de abandonar el gobierno.
La primera reflexión es que justamente por aplicación del plan de gobierno del radicalismo estamos en esta depresión y debacle económica. Fueron el impuestazo y las reducciones de salarios de Terrengaño y Machinea los que provocaron un descalabro.
En medio del camino ya habían realizado un canje de deuda para hacer contabilidad creativa en junio del año 2000. A fines del año 2000 el propio Presidente Fernando de la Ruina acompañado por la plana mayor del radicalismo y su mentor económico, José Luis Macanea, nos informó “que lindo es dar buenas noticias, porque mientras decíamos que no hacíamos nada estábamos trabajando en el Blindaje 2001, para asegurar el crecimiento y el empleo”.
A esta altura cabe preguntarse si nuestro Presidente está capacitado para el cargo que ejerce, o si está enfermo de vanidad. La única verdad que le recuerdo fue aquella cuando ante el Congreso de la Nación con el fervoroso aplauso de la UCR y el Frepaso nos advirtió “quiero la plata”, que era la nuestra y así ha actuado
Cuando los faroles de Macanea y el Blindaje 2001 entraron en terapia intensiva convocaron a un viejo afiliado radical cuyas ideas tienen sustento en las que fueron cambiadas en la declaración de Avellaneda, cuando el radicalismo derrotado por Juan Domingo Perón en 1946 intento aggiornarse adoptando la ideas del fracaso, el socialismo. López Murphy por el contrario tiene ideas de tipo liberal.
En cuanto López Murphy anunció su plan de saneamiento del Estado y crecimiento, el radicalismo salto a su yugular, llenaron de renuncias ministeriales forzando su desplazamiento y la protección del feudo de Franja Morada en las universidades nacionales.
Clamaron junto a los Frepasistas Ibarra, Chacho Álvarez y Alessandro por la llegada de un heterodoxo Domingo Cavallo, que prometía cambiar la convertibilidad, no tocar el gasto público y con la reiteración de errores hacernos competitivos. En su apoyo a Cavallo y de la Ruina fueron más allá reclamando “poderes especiales” ciertamente inconstitucionales. Y los obtuvieron.
Todavía instrumento del anticapitalismo radical la enorme diputada Lilota Carrió se convirtió en el ariete para destruir la autonomía del Banco Central tachando de traidor a la patria a su presidente Pedro Pou por haber propuesto dolarizar la moneda argentina. Algo que hoy estudian como el más odioso de los botes salvavidas, pero al menos un salvavidas ante el desastre de esta nueva gestión radical.
Hicieron un megacanje de la deuda y nuevamente todo estaba resuelto.
Pero las malas políticas tienen malas consecuencias. Las medidas económicas erróneas tienen nefastas consecuencias.
Así con el paso del tiempo el salvador Cavallo fracasa justamente por cumplir las exigencias aliancistas, por ser el gerente de la heterodoxia, y ahora quieren culparlo por su “ortodoxia”. La única culpa que tiene Cavallo es no haber sido más duro aún que López Murphy, tiene poderes legales y contaba con el pánico radical a la derrota electoral.
El mismo viejo y repetido truco del socialismo de echar sus culpas en los hombros ajenos.
Hoy los radicales ya están derrotados electoralmente. Han perdido esperanzas de gobernar bien esta vez. Solo ansían volver a la oposición para usar su discurso fácil, irresponsable e inescrupuloso. La tibia y cómoda posición del que solo sabe criticar, jamás construir algo bueno, mucho más habiendo arrancado en la reforma constitucional de 1994 organismos control para la oposición, organismo de coparticipación de cargos sin necesidad de gobernar (Consejo de la Magistratura por ejemplo) y algunas bancas de senadores para sus dirigentes.
Por cierto si lo que Alfonsín y los demás radicales del Comité Nacional que controla férreamente desean colaborar con el pueblo y la Nación Argentina lo único que deberían hacer es disolver su partido. Como no tengo tantas esperanzas al menos deberían abstenerse de dar consejos sobre rumbos económicos porque Alfonsín ya fracaso y de muy mala forma. Claro que podría decir que aguantó más que don Fernando de la Ruina, pero no parece la mejor carta de presentación.
Digámoslo con toda claridad Alfonsín no sabe nada de economía, no entiende nada de administración, por lo tanto mal puede dar consejos. El “pase al oposición” es solo una maniobra terrengaño - alfonsinista de hacer creer que este fracaso no es de la UCR para que poder seguir garroneando sueldos del estado argentino.