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N ° 21/2001

Buenos Aires, octubre 04 de 2001.-

GRAN HERMANA

La Neohabla: En su libro “1984” George Orwell atribuye al Gran Hermano –el estado- el uso de un nuevo leguaje cuya característica esencial es que las palabras tienen un sentido opuesto al tradicional, para así poder manipular las mentes y dominar a la población. Así por ejemplo el Ministerio de la Paz es en realidad el Ministerio de Guerra, el Ministerio del Amor es el Ministerio de Seguridad o Interior, etc.

       Lilota Carrió es la Gran Hermana orwelliana por excelencia –y no me refiero a su tamaño-, empezando por su manejo de un neohabla que pocos advierten. También muchos de los fanáticos que la siguen, que pretenden tomar el rol de los profetas anunciando la llegada de una mesías.

       Entre sus nuevas profetas está Soledad Silveyra que se ha tomado bien en serio su trabajo, obviando por supuesto que acomodó a sus dos hijos en el actual gobierno con sueldos superiores a los $ 6.000, hablo de los chicos Jaramillo de su primer matrimonio. Uno colocado en Canal 7 y el otro en la Secretaría de Turismo junto al ex novio e influyente que los designo, Hernán Lombardi.

       Claro que Soledad Silveyra ya fue profeta en 1973 cuando el 25 de mayo de dicho año encabezo una marcha hacia las cárceles de Caseros y Devoto para “exigir” la liberación de sus camaradas guerrilleros y terroristas condenados por jueces.

       Claro que ahora viene en apoyo de otro ex camarada guerrillero el Profesor Alfredo Bravo, muy necesitado del fuero ya que algunas denuncias de sus ex alumnos podrían complicarlo, sin perjuicio de su pasado de militancia a favor del terrorismo. La actual militancia a favor del MTP y demás terroristas de La Tablada no deberían necesitar recordatorio alguno ya que son parte de su tarea diaria.

       Alfredo Bravo que hace de su discurso central también el repudio a la intervención política en la justicia, hace solo unos días fue personalmente a apretar a un juez en Lomas de Zamora para que suelte a dos gremialistas detenidos por orden del magistrado, claro que uno de ellos es candidato a diputado del IRA.

       Uno puede seguir con los desatinos, mentiras y ocultamientos de las actividades de muchos otros candidatos y dirigentes del IRA, pero aquí quiero escribir sobre la Gran Hermana, la que a todas partes va exhibiendo una cruz para refirmar que la condición de fanático religioso no es exclusiva de los terroristas islámicos.

       Su actitud de crear un grupo de culpables de los males nacionales, acusarlos, denostarlos hasta el infinito sin pruebas e invocar una motivación mística recuerda a los nazis acusando a los judíos, a los Bin Ladenes acusando a los norteamericanos, etc. El mismo método.

       Otra coincidencia de nuestra taliban Carrió, es su pasado de funcionaria judicial al servicio del Proceso de Reorganización Nacional hace 25 años y sus palabras de los últimos días. Los más jóvenes tal vez ignoren que al terrorismo guerrillero se lo combatió sin justicia, sin pruebas, “se sabía que eran y por eso se los condenaba”. Por eso estos días Carrió ha dicho sin empacho que aun cuando ella no tiene pruebas ella sabe que Cavallo es el máximo delincuente del país, que todos debemos creerlo porque ella lo dice.

       Para aceptar que los EEUU se defiendan de la agresión terrorista la fauna progresista pide pruebas. En otras palabras a Bin Laden justicia occidental, pero cuando ella acusa basta su palabra porque es la mullah nuestra, ella hace las fatuas (con perdón de los musulmanes).

       Dos mandamientos parecen no alcanzarla.

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No invocarás a Dios en vano.

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          No mentiras, ni levantaras falso testimonio.

       Así es su mística, le permite en forma sectaria decidir que parte de su religión apoya y utiliza en su favor para demonizar a sus adversarios, lograr que el pueblo quiera verlos en la hoguera y les niegue más tarde la posibilidad de un juicio justo.

      Esto viene pasando de la mano de ella, Monner Sanz, Chacho Álvarez, Aníbal Ibarra, Stornelli, Urso, Martín Irurzun, María América González, etc.

      Primero el odio popular basado en la palabra “cuasi divina” de los acusadores profesionales de turno, de los que alimentan el odio sin propuestas, que desean tomar el poder para satisfacer solo su odio, aunque el precio sea pisotear libertades, derechos, justicia y empobrecer más aún al pueblo de la nación.

      Sus profetas designados además pueden promover el genocidio (me refiero al aborto que es la muerte de una persona indefensa) mientras hablan de derechos humanos, de amor e invocan la fuerza y protección de Dios.

      Nuestra Gran Hermana es un modelo de taliban, pero no es ninguna loca como ella dice a veces para disimular el odio que profesa y difunde, es una calculadora fría que intenta someternos a una forma de política oscurantista, donde a ella todo le está permitido y a sus enemigos solo les toca la condena divina que ella dictará cuando crea oportuno a sus intereses.

 

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