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N ° 17/2001

Buenos Aires, julio 16 de 2001.-

DEVALUACIÓN Y MORAL

 A los que proponen una devaluación o apoderarse de las reservas del Banco Central bajo diversos enfoques seudo técnicos, hay que señalarles que la devaluación no es una cuestión técnica, ni monetaria, sino ante todo moral y legal.

 La devaluación se basa en robarse el dinero que respalda los pesos que cada ciudadano tiene, en establecer un mecanismo de robos encubiertos del Estado a todos. Técnicamente es igual una burrada porque quienes piensan que así podrán reducir salarios y con eso hacerse competitivos deberán pagar deudas en dólares, pero venderían en pesos a argentinos más empobrecidos, o el Estado les deberá multiplicar exponencialmente los impuestos para poder pagar su deuda en moneda extranjera. Además los bancos se verán descapitalizados, sino quebraran lo que es más probable, y en el extranjero la desconfianza cortará el crédito. En otras palabras la inmoralidad de la devaluación producirá más descapitalización y como consecuencia multiplicará el desempleo, el atraso y la pobreza.

 Los de Mendiguren no tendrán a quien vender, y si algunos llegaran a relacionar la segura situación de empobrecimiento con su propuesta tal vez aparezcan quienes decidan hacer justicia por mano propia. Una vez más estaremos ante la disolución del Estado.

 Legal porque apoderarse de la propiedad ajena en forma ilegítima se llama robo, hurto, defraudación. Si para algunos fuera una exageración calificar así a quienes les quiten los dólares de sus bolsillos para dejarles papel pintado, igual estarían frente a una cuestión legal que es la ruptura unilateral del contrato monetario del estado con los ciudadanos.

 Argentina tiene más de una salida, una hacia el pasado con el socialismo bajo sus diversos líderes y nombres (Alfonsín, Carrio, Farinello, Storani, Moreau, Frepaso, ARI, UCR, Kirchner). Otra salida es hacia la magia y la droga de los tecnócratas que por derecha encabezan Caballo, Ruckauf, Duhalde, etc.

 Una salida distinta es tener una concepción clara de país y hacia donde va el mundo. No es el euro, no es Europa, ni el MERCOSUR, es hacia el ALCA y la integración hacia donde Argentina debe ir. No debemos seguir mendigando a los contribuyentes norteamericanos vía ayuda de su Tesoro, más barato para ellos, más honesto para todos es negociar nuestra entrada al ALCA y quitarle para siempre a los políticos y a los lobbystas del fracaso la posibilidad de manipular nuestra propiedad con la excusa de problemas técnicos.

 El ALCA nos obligará a ser más competitivos, hará crecer los mercados para las empresas argentinas, creará nuevos empleos, nos evitará ser mendigos de los EEUU y los banqueros. También, y no es un tema menor, la dirigencia argentina se verá obligada a dejar debates estériles, poner el foco en los problemas y soluciones, deberán hacerse cargo de mejorar la justicia y la seguridad de una vez por todas.

 No puede haber una política exitosa en lo interno sin una política exterior coherente a la visión de país institucional.

 

 

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