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N ° 15/2001

Buenos Aires, junio 18 de 2001.-

CAMARADA CAVALLO

      Competitividad, reactivación, nueva convertibilidad, mega canje con mega comisión, blindaje y artereoesclerosis son solo algunas de las nuevas palabras que inundan diarios y conversaciones diarias.

      Más tranquilo que en anteriores oportunidades el Ministro de Economía, el Camarada Cavallo encabezo una conferencia de prensa en la dacha asignada al Secretario General, don Fernando de la Rua, quien gentilmente ofició de moderador, en ella nos lanzó las nuevas medidas económicas destinadas a evitar que la artereoesclerosis nos deprima más.

      Pero ya hoy estaba más nervioso porque los mercados y los imbéciles de siempre (los que pensamos distinto no podemos tener en su cabeza ideas distintas sino que somos simplemente unos idiotas) no le respondieron. Pero en realidad le respondieron solo que en forma distinta a lo que él esperaba.

      Es que estos nuevos anuncios implican reconocer la debilidad para implementar una reforma del estado, reducir el gasto y peor aún que Cavallo piensa que existe “retraso cambiario”. Con lo cual la conclusión lógica es que piensa devaluar en algún momento cercano (¿Será vía veto al artículo 2° de la ley del Euro?) y que no reducirá el gasto público.

      Todos podemos tener en claro que las ideas expresadas por el equipo de FIEL han muerto y están bien enterradas, al menos para este gobierno. En otras palabras del gasto público ni habla, ni mucho menos se recorta. O visto desde el otro lado de la vereda, seremos los ciudadanos quienes seguiremos pagando el costoso estado argentino con menor inversión, menos empleos, menor riqueza, mientras tanto el gobierno seguirá despilfarrando entre sus favoritos nuestros dineros.

      Hay que aplaudir la creatividad del Camarada Cavallo y su equipo para violar leyes, como sucede con la que establece el peso convertible con el dólar en relación uno a uno. El Congreso se lo prohibió al no delegarle semejante facultad, tal vez recordando que si Alfonsín había cambiado al peso argentino por el Austral por decreto, Cavallo decidió que no quería ser menos y se inventó el empalme para recrear el tipo de cambio múltiple y encubrir una mini devaluación de solo el 8%.

      No se molesto en explicar porque el 8% y no un empalme del 30% o del 100%, que sería mucho más competitivo. Mucho menos explicó como y porque, ni quien (pero supongo que será él mismo) irá calculando la nueva paridad diaria del “peso empalmado”.

      Nuestro país, y en el exterior también, vive con la memoria de las corruptas manipulaciones cambiarias que sucedían hasta la sanción de la Ley de Convertibilidad. Ahora todos sabemos que vamos en camino de hacerla efectiva a favor de algunos lobbies interesados en salvarse y ganar dinero a costa de toda la sociedad y de la competitividad.

      Lo relevante de la nueva política económica que el camarada Cavallo nos está dando es la enorme incertidumbre acerca de los marcos en que se desenvolverá. Desde que llego al gobierno subió aranceles y cerró la economía, algo totalmente contrario a lo que escribió en su libro El Peso de la Verdad en 1997. En ese libro sostenía que la economía de aranceles elevados, cambios diferenciados era el negocio espurio de poderosos intereses y lobbies, que por eso debían establecerse aranceles bajos y uniformes.

      Todos sabemos que las economías sanas tienen reglas generales, uniformes y estables. En ellas se intenta limitar la discrecionalidad de los funcionarios. Pues bien Cavallo está haciendo todo lo contrario, cada vez tenemos más regulaciones y planes especiales, que llama planes de competitividad, cada vez más dependemos de la voluntad de un poderosos señor que no elegimos, ni votamos, el Camarada Ministro de Economía.

      Con el agravante de la soberbia antirrepublicana de creer que siempre estará él mismo al frente de dicha oficina. Ni siquiera ello justifica la maraña de regulaciones y planes especiales, Cavallo no es un semidiós que sabe todo.

      ¿Cómo saber si un modelo de gestión pública es bueno? Puede haber muchas ideas sobre como saberlo, pero la mejor es pensar que pasaría si la gestión la tiene alguien incapaz, o simplemente un equivocado.

      ¿Aceptaríamos todo este poder en manos de un Sourruille, un Gelbard, un Mondelli, un Brodherson, un Martínez de Hoz, un Sigaut, etc.?

      Cavallo está creando un modelo que depende de la inteligencia y acierto de un hombre súper poderoso, el Camarada Ministro de Economía, Vida, Honor y Libertad de los Argentinos. Ese funcionario hará planes especiales, a la medida de los lobbies, de la amistad, o del dinero de sobornos.

      Pero ese camarada no sabe más de nuestras vidas que nosotros mismos, por mucha que sea su inteligencia el riesgo de arbitrariedades desalentará las inversiones. ¿Porqué invertir en un país donde el Camarada Ministro puede ponernos un empalme para violar el valor de la moneda, subirnos un arancel porque de despertó de mal humor o su esposa le hizo un interesante comentario escuchado el día anterior en la peluquería, o nos sube impuestos porque necesita seguir alimentando los gastos políticos?

      Cuando la Alianza se hizo cargo del gobierno el gas oil estaba en 39 centavos, con impuestos los han llevado a aumentar un 30% (el otro 20 es suba del petróleo). ¿Puede hacerse un cálculo de inversión con estos riesgos? La respuesta es no.

      Esta gestión de Cavallo está poniendo de relieve la faceta que con Carlos Menem en la Presidencia estuvo más controlada, la volubilidad de su carácter. No existe ninguna posibilidad de ser competitivos si cada vez que alguien le sugiere una idea el lanza una plan, si cada vez que una medida no da resultado la cambiamos por otra, o no podemos esperar los resultados.

      Las economías ricas son también fruto del trabajo de largo plazo, de la estabilidad del marco institucional. Esta “economía espasmódica, arrebatada” que hace Cavallo solo trae inseguridad. Nadie está seguro cual será el marco regulatorio de mañana, que impuestos habrá que pagar, ni que empalme nos pondrán.

      Este modelo es todo lo contrario de lo que predican, es la vuelta al pasado, y a lo peor del pasado. A la discrecionalidad, a la corrupción política y económica, donde la decisión queda en manos de un camarada. Es algo soviético donde la regulación, la planificación reemplaza la libre voluntad de los ciudadanos.

      Es un modelo nefasto aún en manos de los más buenos, honestos e inteligentes. Ante todo porque reemplaza la libre y voluntaria decisión y cooperación de las personas.

      Analizar las medidas en particular no tiene mucho sentido para esta newsletter, está lleno de “técnicos” haciéndolo. Buscan el impacto fiscal, la competitividad, y un montón de justificaciones para el abuso de poder estatal. No es ese el punto sino si es correcto moralmente un modelo donde un zar, se hace llama Ministro de Economía y decide sobre nuestro dinero, nuestra libertad y nuestras vidas, y cada vez que cree que la toma fue mal filmada, nos cambia el guión, el entorno, nos reta a los gritos y encima quiere que invirtamos, paguemos impuestos, seamos eficientes y competitivos.

      Reglas claras, estables y generales; no discrecionalidad de turno. Libertad, no autorizaciones. Así se puede construir una sociedad mejor, y mayor riqueza. No es un problema técnico. ¡Es la moral estúpido!

 

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