N ° 14/2001
Buenos Aires, junio 04 de 2001.-
A poco que comenzó la presión mediática para recortar el gasto “político”, el Congreso de la Nación devolvió la gentileza a los empresarios de los medios de comunicación impulsando un recorte a la publicidad oficial.
Vos me tiras un cañonazo, yo te devuelvo otro. Así parecería la reacción de los diputados.
Lo interesante del caso es que ahora todos sabemos que pagamos impuestos para “que el estado haga publicidad por U$ 1.500 millones al año”.
Si esta guerra por retener privilegios sigue vamos a enterarnos de muchas cosas más.
Igualmente y en forma inmediata las organizaciones empresariales de medios de comunicación comenzaron a quejarse del recorte del gasto en publicidad “sosteniendo” que ponía en peligro la libertad de expresión, la “publicidad de los actos de gobierno”, etc.
Verdadera hipocresía porque basta ver, leer la propaganda estatal para comprobar que es solo propaganda partidista, o en su cantidad una forma de comprar la buena “disposición” de muchos medios de comunicación.
La publicidad de los actos de gobierno constitucional no tiene nada que ver con la “propaganda estatal”, simplemente es la prohibición que el Estado y los políticos puedan ocultar al pueblo, a los contribuyentes los actos de administración. Es la forma en que se los puede intentar controlar.
Una segunda cuestión es que según mi información el total del gasto publicitario en la Argentina llega a los U$ 3.000 millones. Si ambas cifras resultan ciertas quiere decir que por años los políticos se han permitido cobrarnos impuestos, aumentarlos para comprar el “favor de los medios”. Y los empresarios periodísticos han recibido esa dádiva.
¿Cómo puede defenderse que el Estado gaste el mismo dinero que todo el empresariado? El estado impone, por eso son impuestos y ni siquiera compite. La empresa privada debe publicitar para competir y convencernos de comprarle, seguramente eso requiere mucho mayor gasto en publicidad, aún proporcionalmente.
Una verdadera asociación en la inmoralidad. Ahí están los periodistas que reclaman por el hambre del pueblo, pero defienden que el IVA siga en el 21% para que ellos puedan ganar más dinero. Viva el progresismo, pero siempre con el dinero ajeno.
Estos empresarios de medios periodísticos dan asco, mucho más que los políticos, están extorsionando al gobierno para que nos cobre impuestos para que ellos puedan ser doblemente más ricos.
Pero además están reclamando la existencia de un gasto anti republicano y antidemocrático, que en la medida que la recesión continúa es cada vez más grave, porque el Estado se convierte en el principal sponsor de los medios de comunicación y por lo tanto más puede manipularlos.
Estos empresarios deberían aceptar el recorte de gasto y exigir una rebaja de impuestos de igual monto, para que ese dinero en los bolsillos del pueblo permitiera un gasto honesto, que por fin llevaría a que los privados tuvieran que aumentar la publicidad.
Pero como siempre cuando se anuncia un recorte de gasto público los beneficiarios comienzan la acción de oposición. Por eso en Argentina recordando al Quijote “podemos decir Ladran Sancho, señal que pierden privilegios”.