N ° 13/2001
Buenos Aires, mayo 21 de 2001.-
Estaba Fernando de la Rua reunido con sus más íntimos dándoles las instrucciones de como será repartido su cuerpo una vez que el muera.
Muy serio les dice:
Mi corazón lo entierran en Córdoba, porque allí está mi madre a quien amo profundamente.
Mi cerebro en los patios de la Universidad de Derecho porque, fue allí donde adquirí los conocimiento que me permitieron llegar hasta donde estoy. Mis brazos en el jardín, donde cultivo mis flores.
La Secretaria interrumpe y dice;
-Presidente, entonces el culo se lo tendremos que rallar para regarlo por toda la Argentina, porque sus cagadas han sido a nivel nacional...