N ° 13/2001
Buenos Aires, mayo 21 de 2001.-
Cuando se discute si el ALCA o el MERCOSUR, todo se hace con bastante liviandad, jamás los hechos, ni mucho menos ideas sobre las cuales decidir.
El MERCOSUR al igual que la CEE (Comunidad Económica Europea) va camino de convertirse en una mega burocracia destinada a atropellar las libertades de sus ciudadanos, sino también a favorecer a quienes tengan un fuerte lobby ante sus autoridades. Todos estos proyectos de “comunidades económicas” son una mega protección arancelaria para empresarios no competitivos.
Por el contrario el ALCA es solo un tratado de libre comercio, por lo tanto no habrá parlamento, comisiones reguladoras, ni otras autoridades, simplemente los ciudadanos y empresarios de los países miembros podrán comerciar libremente dentro de ellos como si no existieran las aduanas.
El MERCOSUR para la Argentina ha sido un forma de subsidiar la industria brasileña, en especial la de máquinas herramientas. Argentina solo ha vendido commodities (petróleo, gas, cereales, etc.) cuya colocación son relativamente fáciles en el mundo y sus precios no tienen relación con un mercado comunitario. Si se separan los commodities del comercio argentino brasileño, la balanza ha sido claramente deficitaria para Argentina y el mayor rubro de importaciones han sido las máquinas herramientas.
En otras palabras contrariamente a las expresiones de Ignacio de Mendiguren (presidente de la Unión Industrial Argentina), numerosos lobbystas industriales y un montón de políticos visceralmente antiyanquis, el MERCOSUR opera como una forma de subsidiar desde Argentina a algunas industrias brasileñas.
Y además por la barrera arancelaria común nos vemos a comprar máquinas herramientas de segunda categoría, con lo cual nuestras empresas resultan menos competitivas y después reclaman la consabida protección arancelaria para sus productos. En resumen, exportamos menos y los consumidores pagamos bienes y servicios más caros. Como la mayor parte de las empresas también son consumidores ello genera un círculo vicioso y anti competitivo.
Los opositores al ALCA en los EEUU son justamente los industriales no competitivos y los sindicalistas que piensan que los países latinoamericanos podrán vender mucho más a los consumidores de los EEUU que ellos a los latinoamericanos, o que pueden perder el favor de los consumidores estadounidenses. Los impulsores son por lo general las asociaciones de consumidores, empresarios e inversores que han establecido plantas en América latina y saben que el ALCA puede generarles mayores beneficios.
La economía de los mejicanos ha crecido mucho desde que entraron al NAFTA y sus exportaciones a los EEUU son tan importantes que hoy son el primer exportador a ese mercado.
Otra cuestión para analizar es cuanto representa la oportunidad ALCA o MERCOSUR, porque no nos engañemos hoy es una u otra. Y para ello basta un dato, la economía de los EEUU solo en el año 200 creció un Brasil entero.
Ante semejante comparación, falta toda la economía norteamericana antes del año 2000 y Méjico y Canadá solo pueden tener dudas los que bajo excusas nacionalistas esconden intereses particulares que hemos de pagar con la pobreza y el atraso del resto del pueblo.
La apuesta en favor del ALCA es clara, pero una vez más depende de tener una visión estratégica y del proyecto de categoría de país que queremos. El ALCA es la oportunidad de asociar a la Argentina a un régimen de libertad y respeto a los derechos individuales, de limitación del poder del estado y de los políticos. Y es por ese motivo que lo rechazan los pseudo progresistas y falsos nacionalistas de nuestro país, porque saben que con el ALCA ganan los ciudadanos en independencia del poder estatal.
Por eso la discusión ALCA o MERCOSUR es sobre todo una discusión acerca de que país queremos, lo demás es cháchara.