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N ° 11/2001

Buenos Aires, abril 23 de 2001.-

ARMAS, PRISIÓN POR LOS MEDIOS, Y OTRO ENFOQUE

      Durante las últimas dos semanas la investigación judicial por la venta de armas a Croacia y Ecuador volvió a adueñarse de la vida política argentina sin que todavía nadie pueda explicar cuales fueron los delitos cometidos.

      No resulta menor ese detalle, porque las armas fueron vendidas legalmente. En otras palabras vender armas no es delito. Mucho menos cuando el mismísimo vendedor resulta el Estado Nacional.

      Una reflexión no menor es que todo este embrollo no existiría de no haberse dedicado el Estado Argentino al mal negocio de fabricar armas. Malo porque resulta obvio que el Estado Argentino carece del capital y recursos humanos necesarios para producir buenas armas. Ergo el primer comprador resultan las fuerzas armadas de nuestro país que al estar equipadas en forma deficiente resultan quedar en desventaja en cualquier conflicto bélico.

      Si las armas fabricadas por nuestro estado resultan de segunda solo países en guerra o serias dificultades recurrirán a comprarlas. Por lo tanto si tenemos estas fábricas de armas lo peor que podemos hacer es no vender armas, o rasgarnos las vestiduras porque se vendan.

      Discutir estas ventas por los medios de comunicación, en los tribunales solo alejará la venta de armas, con lo cual el déficit de Fabricaciones Militares seguirá debiendo ser pagado con nuestros impuestos.

      Volviendo al caso en concreto lo primero que debe ser determinado es cuales fueron los delitos que cometió la supuesta banda de Emir Yoma, a la cual me he de referir después. La venta está claro no es delito. Contrabando de algo que salió con autorizaciones legales por la aduana, no parecería que pueda calificarse de tal. Coimas, cohecho, etc. hasta ahora todo lo que hay es que se pagaron comisiones comerciales a personas ajenas a la administración pública.

      Los otros dos delitos que se mencionan son la falsedad ideológica de los decretos y los reintegros que habría recibido Fabricaciones Militares por la venta de armas nuevas cuando eran usadas. En este último caso el beneficiario es una empresa estatal con lo cual no existe un real perjuicio para el fisco, por lo tanto no logro entender que ello pueda ser un delito. La falsedad ideológica no es sustancial dado que los destinatarios o países compradores por ser distintos no cambian la decisión de vender las armas.

      Otra cuestión manipulada por el grupo Pravda local, junto a los idiotas útiles y cómplices que usa como difusores es que las armas se vendieron por U$ 40 millones pero los compradores pagaron U$ 100 millones.

      Si esas cifras son ciertas ello cambia que el Estado Argentino las valorizo para su venta en U$ 40 millones y eso es lo que cobró.

      Los U$ 100 millones pueden deberse a la viveza e inteligencia del intermediario (Debrol S.A., la firma de Palleros y Estrada) o a la necesidad de los compradores de negrear dinero para hacer otras compras en negro (algo típico y necesario para países en guerra), o simplemente a la corrupción de los compradores.

      Dado que ni Croacia, ni Ecuador han reclamado ni diplomática, ni judicialmente por la calidad de las armas, ni por las diferencias de precios, parece que la conclusión lógica es que recibieron aquello que pagaron y que el precio que pagaron a quien se lo hayan pagado para ellos está correcto. Hay que destacar que ni en Croacia, ni en Ecuador, siquiera se investiga supuesta corrupción de los funcionarios que compraron, por lo cual parece bastante lógico suponer que necesitaban negrear dinero para otras compras. Cuestión ajena a nuestra jurisdicción y funcionarios.

      A esta altura cabe preguntarse cuales serían los delitos de la banda que habría organizado Emir Yoma. Pero todavía hay más.

      Los ex militares Palleros y Estrada se dedicaban al negocio de compra y venta de armas desde la década del ’70. Cuando el gobierno de Raúl Alfonsín asumió debió enfrentar un caso donde Estrada había pagado unos aviones a Israel vía Venezuela, de una operación que es confirmada por Raúl Borras (entonces ministro de Defensa).

      Ya en el gobierno de Alfonsín Debrol S.A. obtuvo un contrato para vender tanques TAM y los destructores Hércules y Santísima Trinidad a Irán. La operación fue contratada en Panamá y el Estado Argentino acepto la jurisdicción de los tribunales panameños. La venta fracaso cuando un grupo de funcionarios intento mejicanear a Palleros. Los iraníes desconfiando de los nuevos entrometidos deshicieron la compra por lo cual Debrol S.A. y Palleros demandaron al Estado Argentino por alrededor de U$ 35 millones, obteniendo sentencia favorable.

      La cuestión pudo mantenerse oculta, pero como Argentina tampoco pago la sentencia judicial Palleros comenzó a embargar aviones de Aerolíneas Argentinas que estaba siendo privatizada. Frente a estos embargos el Estado Nacional debió hacer una transacción para levantarlos y Palleros, junto a Estrada habrían cobrado según diversas fuentes alrededor de un 40% del monto de la sentencia.

      La presencia y actuación de Debrol S.A., Palleros y Estrada, alrededor de 15 a 20 años antes de la llegada al gobierno de Carlos Menem, vendiendo y comprando armas de y para las fuerzas armadas es una evidencia que Emir Yoma no organizo ninguna banda, o asociación ilícita para vender armas. Lo cual una vez más, no es delito por se.

      Otra cuestión vinculada al caso armas es la actitud del entonces, y hoy, Ministro de Economía, Domingo Cavallo quien siempre se presenta como el más inteligente e informado, salvo cuando pasaron cosas sospechadas por la justicia. Cavallo que siempre se entera tarde, lo suficiente como para escribir libros, ha negado conocer algo sobre esta venta de armas. Cavallo siempre ha tenido un gran diálogo con Emir Yoma pero, según su versión de los hechos, ignoraba todo sobre la venta de armas.

      Yoma S.A. recibió más de U$ 80 millones en créditos del Banco Nación durante la gestión de Cavallo en el Ministerio de Economía según versiones periodísticas. Cavallo estaba negociando para Yoma S.A. un crédito internacional de U$ 85 millones para pagar el crédito del Banco Nación según versión no desmentida del diario La Nación a fines de marzo de este año. Cavallo de tan estrecha relación con Emir Yoma no sabía nada de la venta de armas.

      Si Cavallo dice la verdad, y sospecho que sí, Emir Yoma no debe estar involucrado en esas ventas, que nadie ha explicado cual es el delito por venderlas.

      Las pruebas contra Emir Yoma son entre otras fotocopias de una agenda. Fotocopias de la agenda que se habría llevado en una computadora. En otras palabras fotocopias que no prueban nada, que pueden haber sido fabricadas ad hoc por una ex secretaria resentida contra el abogado de Emir Yoma y que está querellada por él.

      Una cuestión distinta sucedió en los EEUU con el caso de Hugh Rodham, hermano de Hillary Rodham Clinton, quien cobro honorarios para impulsar decretos de indulto del ex presidente Clinton.

      Ni los fiscales, ni los jueces, ni el Congreso de los EEUU, juzgo que esos cobros del cuñado fueran delito, sí los condenaron moralmente, pero no se atrevieron a señalar y acusar que ello fuera delito.

      Me pregunto si aun cuando Emir Yoma hubiera cobrado honorarios por empujar un trámite, agilizarlo, etc. se puede decir que ellos fueron coima. Mi respuesta es que si Hugh Rodham podía cobrarlos sin cometer delitos, ciertamente aunque Emir Yoma los hubiera cobrado tampoco es delito.

      Ahora la cuestión internacional. Veamos el caso de Croacia cuyas costas estaban bloqueadas por la VI Flota de los EEUU pero los buques que llevaban las armas pudieron sortearla y entregarlas. No parece razonable atacar la decisión de proveer armas a un país pequeño que de perder la guerra de independencia hubiera sido masacrado por los serbios. No se trata de otra cosa que de haber evitado un genocidio. Lo cual explica porque los EEUU deben haber cooperado con la venta y entrega de las armas a los croatas.

      Las guerras étnicas en la ex Yugoslavia, en los Balcanes son una constante de la historia. Por eso colaborar para evitar genocidios no parece ser un delito tampoco.

      En cuanto al caso Ecuador deben ser explicitados algunos hechos bien importantes. Cuatro países integraban el Grupo de Paz entre Perú y Ecuador. EEUU, Brasil, Chile y Argentina. Sin embargo los países en conflicto aceptaron la mediación de nuestro país cuando ya se había hecho público que Argentina había vendido armas a Ecuador durante el conflicto.

      Las armas que Argentina vendió fueron transportadas por una línea aérea norteamericana y los aviones eran volados por pilotos peruanos. Concretamente el piloto de Fine Air era un oficial del servicio de inteligencia de la Fuerza Aérea del Perú que voló y entregó las armas en Ecuador.

      ¿Cómo se explica ello?

      Según una versión escrita hace ya más de dos años por el periodista Daniel Lupa la verdadera cuestión fue que el grupo de las “águilas” del Ejército de Ecuador (los que querían llevar la guerra hasta el final) estaban decididos a comprar armas a Chile y buscar la forma de involucrar a los militares de ese país en algún conflicto con Perú.

      Ante esa situación los sectores moderados de las fuerzas armadas ecuatorianas recurrieron a comprar armas en Argentina para evitar la escalada bélica. Lo cual estaba en conocimiento de las autoridades militares y políticas del Perú que solo pidieron que fueran armas no decisivas, o que pudieran volcar la suerte del conflicto. Por eso el piloto de la Fuerza Aérea del Perú habría cumplido la función de asegurar este compromiso.

      Jamás Perú y Ecuador habían aceptado la divisoria por altas cumbres, principio que la mediación Argentina introdujo y aceptaron tanto esos países como los garantes. Lo cual implica que la chancillería argentina habría logrado que Chile aceptara la validez de ese principio en el momento que se discutían los hielos continentales y Laguna del Desierto.

      Ni Ecuador reclamo jamás por la calidad del material recibido, ni Perú formalizó reclamos fuertes. Por el contrario los pasos posteriores demostraron que ambas naciones estaban en excelentes relaciones con el gobierno argentino y que intentaban silenciar el incómodo problema del la venta de armas argentinas al Ecuador durante el conflicto.

      Estos hechos demostrarían que la Argentina jugo un rol clave en evitar una escalada en el conflicto y ayudo a los sectores de Ecuador y Perú que buscaban la paz, la cual se hubiera alejado si Chile lograba vender armas a Ecuador.

      Nada de esto puede ser explicado en una corte judicial, porque de ser verdad, fue una operación de alta política ensuciada por Pravda y sus cómplices.

 

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