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N ° 10/2001

Buenos Aires, abril 09 de 2001.-

ANALGÉSICOS PARA EL CÁNCER

      La idea de la canasta de monedas ya le trajo un dolor de cabeza al país y al propio Domingo Cavallo cuando era ministro del Presidente Carlos Menem y hablo de esta idea en la Bolsa de Cereales. La reiteración de su conducta en un marco mucho más desfavorable no puede entenderse solamente como una discusión académica más.

      No en vano Cavallo en el reportaje del domingo para el Pravda Clarín reconoció que fue en ocasión de conversar con Juan Carlos de Pablo para su último libro que recordó el impuesto al cheque. Algo que debería recordarnos al refrán popular por aquello que cuando el río suena, agua trae.

      Si Cavallo habla de la canasta de monedas, algo se trae entre manos.

      La idea de la canasta de monedas implica la derogación de la convertibilidad. Por mucho que se diga que se mantendrá la convertibilidad una canasta de monedas ataca el principio básico de la convertibilidad al introducir la cuestión cambiaria por la ventana trasera. También introduce la discrecionalidad en la política monetaria, ya que la decisión, modificación, etc de la canasta de monedas implica otro acto constante de alteración de la convertibilidad.

       Los argentinos estamos dolarizados, ya hace muchas décadas el Presidente Juan Domingo Perón preguntó si alguien había visto un dólar, como demostración de la fortaleza de la moneda argentina. La historia le contestó repetidas veces y hoy casi todos hemos visto dólares, y lo más importante todos lo preferimos al peso.

       Hoy aceptamos el peso porque es convertible 1 a 1 con el dólar.

       En su afán de defender su idea de la canasta de monedas Cavallo no dudo en apoyarse en Friedich A. Hayek, pero falsamente. Porque Hayek jamás apoyo el curso forzoso legal de las monedas, de ninguna. Por lo tanto no puede con honestidad intelectual comparar una canasta de monedas con la libre elección de monedas que Hayek defendió.

       Por eso mejor que una canasta es libertad y competencia. Que se elimine el curso legal y forzoso, que cada uno elija y entonces Cavallo no necesitará hablar ni de canastas, convertibilidad, ni de aranceles diferenciados, eso sí deberá reducir el gasto público.

       Hasta ahora, contrariamente a los sostenido por Cavallo, si la Argentina no ha sufrido ataques serios contra su moneda ha sido por las exigencias y regulaciones que el Banco Central presidido por Roque Fernández y Pedro Pou impuso al sistema financiero. 9 de cada 10 crisis financieras y monetarias comienzan en el sistema financiero.

       Cavallo más que atacarlo a Pedro Pou como hizo debería defenderlo, porque si hubo especuladores brasileños, o de donde fueren, apostando contra la moneda argentina, el fracaso de esos ataques especulativos ha sido por las exigencias de efectivos mínimos, de liquidez, encajes, etc.

       Por eso es dable pensar que Cavallo quiere abandonar la convertibilidad 1 a 1 entre el peso y dólar. Hacerlo para mejorar la competitividad tiene dos problemas, el más grave que enfrentemos una devaluación encubierta, el segundo es que si el Euro se revalúa contra el dólar estaremos revaluando al peso por sobre el dólar.

       Finalmente además de los problemas la Argentina entrará en una nueva etapa de inseguridad jurídica e institucional. Romperá el contrato entre el estado y la sociedad civil que es la moneda. Pondrá en manos de los mismos políticos que han confesado su impotencia e inoperancia políticas monetarias y cambiarias introduciendo nuevamente ese riesgo a toda inversión.

       Los funcionarios del gobierno comienzan a festejar la buena nueva que el Impuestazo a las cuentas bancarias en la tasa actual (menos del 50% permitido por la ley, es decir que pueden subirlo) recauda un promedio de $ 15 millones diarios, algo así como $ 3.615 millones anuales.

       Pero visto desde la sociedad civil se trata de $ 3.615 millones que no tendremos para comprar bienes y servicios. Como bien señala Armando Ribas no hace falta ser keynesiano para saber que en un proceso de recesión aumentar impuestos profundiza la recesión.

       Ya que Cavallo quiere apoyarse en Keynes como sostuvo también en Pravda Clarín, habría que destacar que cuando Keynes formuló sus recomendaciones de aumentar el gasto público para movilizar la economía, etc. el gasto público no superaba el 8/9% del PBI de los países desarrollados. Bien distinto de hoy donde se supera largamente el 40%.

       Pero ya en estos días está comenzando a evidenciarse la corrupción del nuevo modelo económico de Cavallo. Ya están los grupos de presión e interés buscando alícuotas diferenciales del impuestazo, inclusive algunos las lograron en la reglamentación.

       Ante la presión de los “industriales brasileños” ya dimos marcha atrás con el arancel 0 para computadores y teléfonos celulares. Una prueba adicional que la modificación de aranceles discrecional trae corrupción y no trae beneficios ni siquiera a la industria nacional sino a la de nuestros socios brasileños.

       Para agravar lo mucho que se está haciendo en contra de la competitividad de la argentina, y del derecho de propiedad de los argentinos, anunciaron con bombos y platillos que lanzarán un bono que servirá para reemplazar el dinero de los encajes ante el Banco Central, es decir que emitirán dinero sin respaldo y debilitarán al sistema financiero, engañando al público con explicaciones tecnocráticas. Pero la verdad es que estarán emitiendo dinero sin respaldo, debilitando la moneda y si fracasaran con sus planes las consecuencias las sufrirán millones de argentinos y empresas que han sido obligadas a bancarizarse por ley.

       Están licuando el respaldo del peso, que son los dólares. Tal vez Cavallo reciba una lección, no existen reyes de los mercados, existen mercados. Si continua con su propuesta de “hacer una canasta de monedas” y licuando las reservas que respaldan el peso, los argentinos van a dolarizarse más aún.

       Por mucho que Cavallo insista en la necesidad de tener instituciones sanas, sus actitudes y decisiones van en sentido contrario. Ni el presidente de los EEUU, ni su Secretario del Tesoro se atreverían intentar entrometerse en las decisiones de la Reserva Federal. Cavallo hace como que cree en la independencia del Banco Central pero actúa en forma contraria.

       Es este permanente atropello a las instituciones y a los contratos justificados en “razones de estado” lo que nos hace un país de alto riesgo, o bananero.

       Entre otras cosas los argentinos no dolarizamos porque para los funcionarios y políticos nuestra moneda es solo un papel pintado.

       Hasta ahora mientras tanto nadie ha siquiera hablado de encontrar a los irresponsables que violaron la ley de Presupuesto, los convenios con el FMI y los acreedores por los cuales se excedieron en forma monumental del gasto público autorizado, elevando el déficit a una situación incontrolable.

       Al menos el Presidente de la Rua y su Cheka deberían hacer el esfuerzo por una vez de perseguir a los irresponsables de su propio gobierno y partido.

 

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