N ° 09/2001
Buenos Aires, marzo 26 de 2001.-
Bernard Connolly fue despedido de su cargo en la Comunidad Económica Europea por haber osado publicar un libro llamado “El podrido corazón de Europa” donde señala con nombre y apellido a los funcionarios de la burocracia feudalista que son una amenaza para la libertad y la paz de Europa. Cabe aclarar que el libro fue escrito durante una licencia sin goce de salarios.
Las autoridades de la CEE lo acusaron porque “los funcionarios comunitarios están sujetos a las restricciones necesarias en una sociedad democrática”, como expreso el abogado general del Tribunal que lo juzgo, Dámaso Ruiz Jarabo Colomer (español). Los eurócratas consideraron al libro de Connolly “agresivo, despectivo e insultante”.
Ni el Tribunal, ni los abogados de la CEE probaron que Connolly hubiera mentido, injuriado falsamente, con lo cual han dado un mensaje bien claro: no se toleran las críticas a la burocracia de la CEE aunque sean verdad.
Ellos son superhombres que se pretenden al margen del disenso y la crítica. Algo propio de los habituales dictadores de la historia europea.
El artículo 12 del Estatuto de Funcionarios de la CEE dispone “el funcionario se abstendrá de todo acto y, en particular, de toda expresión pública de opinión que pueda atentar a la dignidad su función”. Verdadera expresión de autoritarismo utilizada por el Tribunal de Justicia europeo de Luxemburgo para condenar a Connolly el 6 de marzo de este año al determinar que la CEE puede reprimir y prohibir las críticas a sus instituciones y funcionarios.
Podría pensarse que se trata de Chávez, de Fidel Castro, o los mismísimos Stalin, Lenin y Hitler, pero no. Se trata de la nueva clase feudal europea prohibiendo que se los critique. Los eurócratas socialistas de la Comunidad Económica Europea han establecido una nueva forma de amordazar las críticas, de censurar a quienes disienten.
Cabe preguntarse si la sangre derramada liberando Europa no lo fue en vano. Porque el socialismo está levantando una vez más el Muro contra las libertades y lo hace en nombre de la democracia.