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N ° 07/2002

Buenos Aires, julio 08 de 2002.-

LAS PRÓXIMAS ELECCIONES

Deprimido luego de los acontecimientos desatados por la izquierda piquetera en Avellaneda, el usurpador convocó a elecciones presidenciales para marzo del año próximo. Sus voceros intentaron desligar la convocatoria electoral de los fracasos de la negociación con el FMI, del desborde causado por la izquierda combativa, y el fracaso permanente, que ha sido la única norma de su gestión.

Por mucho que sus voceros y funcionarios expresen que desde hace tres semanas el usurpador estaba analizando el tema, lo cierto es que en esos días aún anunciaba que firmaríamos el acuerdo con el FMI como viene anticipando desde febrero. Siempre para el mes que viene, para dentro de 20 días, claro que en febrero era para recibir U$ 20.000 millones, en marzo U$ 15.000, para mayo ya habíamos bajado a entre U$ 12 y 14.000 millones, y ahora si algún día se firma será solo una espera en nuestras obligaciones de pago. También por esas fechas el usurpador y su camarilla, incluyendo los radicales y frepasistas, insistían en que las elecciones serían en septiembre de 2003.

El gobierno de Duhalde está entre los peores de nuestra historia reciente, algo difícil de entender cuando hemos tenidos desastres como Raúl Alfonsín, Fernando de la Ruina y Chacho Álvarez. Lo que se destaca es la mediocridad de sus miembros, la carencia de ideas.

Este gobierno lleva menos de 190 días y aspira a entregar ahora el gobierno dentro de 300 días. Una simple comparación de ambas cifras me hace pensar que las elecciones presidenciales serán mucho antes que en marzo o diciembre próximos.

No olvido que en el número 02 de este año (30 de abril) sostuve que debía haber una nueva constitución y una renovación total de los cargos legislativos, pero cabe señalar que la diferencia es que ello no puede hacerse por una ley y además sostuve la sanción de una nueva constitución que limitara el poder de legisladores y demás gobernantes. Y sobre todo no tenía el objetivo que un nuevo presidente pueda tener mayoría legislativa y además una corte suprema, un poder judicial sometido al esclavista de turno.

Dentro de este desastre nacional han aparecido los “defensores” de la ética a pedir que se vayan todos. Con la comprobada capacidad para los sofismas encabeza la revolución Elisa Carrió, junto a gran parte de la izquierda, y algunos idiotas útiles que creen que la Constitución puede seguir siendo manipulada cada vez que alguien no está conforme con el gobierno de turno.

El caradurismo de Elisa Carrió es por demás grave ya que ella ha sido una de las máximas culpables de socavar el sistema financiero con su campaña contra el Presidente legal del BCRA Pedro Pou, permitiendo con ello un recambio ilegítimo y delictivo, ya que el informe de la comisión contenía falsedades ideológicas. Sus promotores del Grupo Clarín también promovían la devaluación, pesificación y licuación de deudas, y ahora el seguro de cambio para empresas. Sus inspiradores ideológicos Raúl Alfonsín y Horacio Verbitsky han sido principales detractores del modelo económico capitalista. Todos quieren pasar como si no tuvieran nada que ver, como si tuvieran que irse los demás y ellos fueran vírgenes vestales. Ellos están entre los principales culpables de la situación actual.

Lo primero que debemos aclarar es que la caducidad de mandatos por “ley” es un acto revolucionario y por lo tanto ilegal. La Constitución prevé que el Congreso se renueve en forma parcial en cada elección, y que la Corte Suprema tenga estabilidad. Los que desde el poder quieren que se vayan todos, quieren la suma del poder público y violar la constitución.

Ello me resulta comprensible porque a fuerza de hacerlo tan seguido no les importa hacerlo una más. La diferencia tal vez solo sea que ahora dicen que esta caducidad afectaría a los políticos y no a nuestros derechos y garantías individuales. Esto también es falso, porque es parte de nuestra garantía institucional que el Congreso tenga renovación parcial, la Corte Suprema no pueda ser removida in totum como tal, una vez más lo que se van a violar son derechos de los ciudadanos.

Luego de esta intentona revolucionaria viene la cuestión más importante para todos y es ¿de que serviría cambiar a todos si el sistema sigue siendo el mismo? De nada, aunque cambien los hombres si las conductas y políticas votadas siguen siendo las del saqueo legal solo habremos cambiado el amo quien nos pone el collar y maneja la correa. Claro que muchos quieren tener manos libres con un congreso y una justicia alineadas, disciplinadas con el poderoso de turno.

¡Caramba son los mismos que acusaban a Carlos Menem de gobernar así!

Vayamos pues a ponernos en el camino de pensar cual será la elección que tenemos por delante.

Argentina ha de decidir en la próxima elección si quiere seguir en este fracaso socialista y estatista, en una economía cerrada, llena de privilegios, subsidios, extorsionadores, licuadores de deudas, estafadores o quiere una república capitalista competitiva.

Esa es la opción. Hay muchos mirando hacia atrás y queriendo que se vote mirando atrás. Lo hacen desde una pseudo moralidad y ética insostenible, porque ellos han sido los impulsores del modelo que desde diciembre de 1999 nos arruina.

Cuando quieren mirar atrás nos quieren convencer que cuando vivíamos bien estábamos mal, peor.

Esto ya sucedió en nuestra historia con la llegada del radicalismo al poder y el inicio de las conquistas sociales, de los pseudo derechos sociales en reemplazo de los derechos individuales que nos habían llevado a tener un ingreso per capita superior al de Francia en 1913, a ser en solo 55 años la octava economía del mundo. Desde 1916 comenzó el abandono del modelo de la constitución alberdiana, del modelo exitoso, los que venían prometían con demagogia repartir mejor lo que otros se ganaban sudando. Mi’hijo el doctor renegó del esfuerzo y pasado de su padre inmigrante, comerciante, obrero, y todos se subieron a la soberbia intelectual y de las ideas socialistas que empezaban a destruir y matar pueblos enteros.

Argentina abandono un modelo exitoso luego de 1916 en forma lenta al comienzo y cuya profundización sucedió desde 1943.

Desde 1989 y aun cuando existan muchas cuestiones por perfeccionar Argentina había comenzado un camino de importantes reformas estructurales, a las cuales reitero había que continuar y mejorar. Pero una vez más los expoliadores conquistaron el poder con banderas “moralistas” y destruyeron el modelo capitalista integrado al mundo y abierto.

Muchos están desalentados, abatidos, pero es hora que veamos nuestro tiempo como una oportunidad, de enterrar para siempre estos virajes que nos hacen abandonar modelos de desarrollo exitosos. Que hundamos bajo el peso de los votos a los devaluacionistas, a los pesificadores, a los que quieren una economía cerrada, una economía de empresas estatales para repartirse más cargos públicos, tener más cajas negras, sean políticos, empresarios, sindicalistas, sacerdotes, docentes, periodistas y aun burócratas del FMI tenemos la oportunidad de retomar el rumbo correcto.

Cuando vuelve la mirada atrás encuentro ejemplos y buenas ideas, cosas para mejorar y corregir. Si miro a mi lado aún veo una cantidad de “pseudo moralismo” en quienes hasta han sido ministros de la Alianza que impide reunir a la derecha en una fuerza política única, moderna. Hay quienes han sido radicales por más de 30 años y quieren decirnos a los demás que es la ética, que es un modelo exitoso, hay quienes han estado en la izquierda y hoy arrepentidos creen en el capitalismo, pero la indulgencia que pretenden tengamos con su pasado ellos no la dan a quienes han construido el único período de paz y prosperidad que hemos disfrutado en varias generaciones.

Obviamente me refiero a Ricardo López Murphy y a Patricia Bullrich en primer lugar, pero hay muchos otros, que se presentan como independientes aunque hayan estado en varios gobiernos, o en los gobiernos radicales. En esos dirigentes está una importante responsabilidad, la de construir y dejar de dividir, una coalición republicana y capitalista, que está hoy encabezada por una gran parte del justicialismo.

Los lamentos con los cuales hoy nos llenan los periodistas ante la no aceptación de una candidatura del Gobernador Carlos Reutemann son también otra muestra de la hipocresía argentina. La gran mayoría de los periodistas estos son quienes hasta pocas horas antes hacían sobre él bromas, lo delaruizaban y aún más, en su antimenemismo descubrieron que ahora tenemos una pérdida enorme. No aceptación que ellos mismos causaron.

El periodismo, y la idiotez de muchos hicieron gobierno a la Alianza UCR –Frepaso, han dado aire a Elisa desCarrió, a Horacio Verbitsky, Luis Zamora, etc.; han disuadido a personas como Carlos Reutemann, Ramón Puerta, etc. de asumir mayores responsabilidades, esa misma actitud reina hoy y se profundizará. Si equivocamos nuestra elección, si la derecha se traga el pescado podrido y sigue dividida, después de las elecciones estaremos peor que socialistas franceses con Chirac y LePen este año, y será tarde para lamentarnos.

Los que ayer no salieron a las calles a reclamarle a Reutemann que siga, los que hicieron la campaña negativa delaruizandolo, metiéndose con su vida privada, los que sonrieron ante la destructiva prédica de Nik, no se lamenten hoy, reflexionen. Puede ser que si no votan por Carlos Menem el próximo lamento sea cuando la fanática Elisa desCarrió estatice los teléfonos, bancos, compañías eléctricas, petroleras, gasíferas, cuando instale una justicia adicta y tribunales populares, nos mande a rezar en forma pública contra las palabras del Evangelio (este manda a rezar en privado no en cámara ante Luis Majul), y el odio que inspira cause una masacre.

Quienes la andan promocionando a Carrió, quienes miran hacia atrás para promover el odio al modelo político económico de Carlos Menem y a él mismo, me recuerdan a quienes allanaron el camino de Adolf Hitler, Fidel Castro, Lenin, Mao Tse Tung, Ho Chi Minh, etc. Son ellos quienes están dividiendo la sociedad, quienes están polarizando y estimulando odios totalitarios.

 

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