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N ° 06/2001

Buenos Aires, febrero 12 de 2001.-

BAGNO DE ASCO EN LA INJUSTICIA FEDERAL

                  “menos mal hacen los delincuentes que un mal juez” Francisco de Quevedo, Político de Dios y gobierno de Cristo.

                  “si los jueces después del juicio fueran juzgados, algunos irían a la cárcel”. Santiago Ruisiñol.

      Así se podrían definir muchas actitudes y las resoluciones del juez Adolfo Bagnasco. No solo se trata de un juez que sigue dictando “injusticia” sino que lo hace mientras ha anunciado su intención de renunciar para militar políticamente.

      Este Juez, que hace pocos meses realizo una boda de costo difícilmente justificable para su salario, en julio declaró a Página 12 que sabía de maniobras de coacción y presión del gobierno sobre los jueces federales. Pero jamás se atrevió a formular la denuncia penal que le obliga la ley, es más aún en esa circunstancia siguió ejerciendo su cargo.

      La semana anterior a su resonante detención de Aldo Dadone y el procesamiento que hoy dicto a Víctor Alderete fue a hospedarse en San Martín de los Andes a la casa de Fernando de Santibáñez, ex secretario de la $IDE sospechado de ser el pagador de las coimas a los senadores, y tal vez uno de los funcionarios que lo vigilaba y presionaba hace solo unos meses. ¿Cuántas razone$ habrá tenido Bagno de Asco para cambiar?

      Pocos saben que este Juez Bagnasco sobreseyó a Matilde Menéndez como presidenta del Pami y procesó al directorio. Hoy en una decisión injustificable tomó la decisión exactamente opuesta, procesó a Víctor Alderete y sobreseyó a los directores que aprobaron los contratos.

      En el caso de Víctor Alderete existen otras irregularidades graves como haber separado de la investigación un contrato de la firma Solavi, propiedad de un empresario estrechamente vinculado a la UCR y dueño de una conocida radio. Si existiera asociación ilícita y los contratos eran fraudulentos ciertamente el caso Solavi debió seguir bajo su investigación.

      O el caso de los directores que representan a la CGT y todavía hoy son Subinterventores del Pami, que aprobaron los contratos, y los continuaron con la actual gestión y los sobreseyó igualmente.

      También en el extraño caso del Instituto de Servicios Sociales Bancarios en él cual sobreseyó al sindicalista Juan José Zanola y procesó a Víctor Alderete, cuando ambos se habían limitado a cumplir un decreto presidencial.

      En ninguno de todos esos expedientes se ha comprobado el daño, por lo tanto mal puede haber administración fraudulenta. Los sobreseimientos no estuvieron mal, los procesamientos son un horror legal y judicial. Porque un procesamiento, una condena solo puede y debe hacerse cuando existen pruebas, no cuando hay condena mediática o presión del gobierno.

      Luego de más de siete años de investigación en el caso IBM y Banco Nación donde jamás formuló acusación por asociación ilícita repentinamente decidió procesar a Aldo Dadone por dicho delito. Ciertamente la gran mayoría de los argentinos por lo que se sabe piensa que hubo cohecho y administración fraudulenta, pero la asociación ilícita es parte de un exceso injustificable.

      La manipulación y demora de causas es una especialidad de este juez, cada vez que algún escándalo puede comprometerlo contraataca con procesamientos o medidas espectaculares contra alguna víctima retenida. No importa la inexistencia de pruebas, o culpa, total la víctima ya está condenada por los prensócratas.

      Uno podría seguir con muchos ejemplos más, con decisiones y cambios de ellas inexplicables para cualquier ciudadano medio, mucho menos para quienes saben derecho, que sabemos este juez no se mueve por caprichos. Si todavía en nuestro país queremos salir adelante este Bagno de Asco debe ser investigado a fondo en su gestión como juez y no extrañaría que el resultado fuera que Bagno de Asco deba reemplazar a alguna de sus víctimas en una cárcel. También un juez puede privar ilegalmente de la libertad a ciudadanos, es una cuestión de más difícil apreciación, pero igualmente ilegal.

      Ciertamente Bagnasco está haciendo méritos para ocupar una destacada página en el libro negro de la historia judicial argentina.

 

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