N ° 15/2005 - Año 6º
Buenos Aires, octubre 20 de 2005.-
El pasado domingo en pleno barrio Norte de la Capital Federal una patota fuertemente armada irrumpió en el edificio donde vive la periodista Malu Kikuchi. La patota integrada por 8 hombres armados vestían todos en igual estilo, dos autos los esperaban para su fuga. La que realizaron con total tranquilidad luego de apalear al custodio del edificio y saquear un departamento.
La aceitada prensa kirchnerista soslayó el patoteril acto de intimidación, recién varios días después por ejemplo Clarín informo que habría existido un intento de robo, cuando para entonces la patota ya había apretado otra vez al custodio saliendo de su casa para que no recuerde las caras de ellos, sus agresores. Chiche Gelblung arrojando una trayectoria entera dijo que como él muchas veces había sido apretado no iba a dar entidad y espacio a la agresión contra Malu Kikuchi. ¿Y cuando vayan por ti Chiche Gelblung nos callaremos los demás, o para llamar la atención y ser escuchado se necesitará ser judío?
Duele especialmente que una persona que pertenece a un grupo social, racial tan perseguido en forma cobarde se calle cuando empiezan a sacarse el freno las fuerzas de choque del kirchnerismo.
Aunque sabemos que muchos callan por disciplina ideológica, ya que la izquierda siempre acepto e impulso prácticas de amedrentar a quienes piensan distinto de ellos está claro que oculten algo así. ¿Tan aceitados está la mayoría del periodismo para ocultar una agresión tan grave?
Esto no pasa sin una “zona liberada”, sin una impunidad garantizada.
Pocos días más tarde en Entre ríos también un periodista considerado “opositor” por los Kirchner fue golpeado. Y eso que no había preguntado como el enviado de Hora Clave, Canal 9, en abril de 2003 por los desaparecidos fondos santacruceños.
Una larga y negra noche se está instalando entre nosotros, lo que no alcanzaron mediante sus armas los terroristas lo han hecho vaciando la democracia y la república. Cada uno de los periodistas de la derecha, de la democracia que callan ante la agresión a Malu Kikuchi sabe que esta alquilando su alma, su voz por dinero, o por temor, en cualquier caso son quienes están cooperando para entregar nuestra libertad y nuestra república.