N ° 15/2005 - Año 6º
Buenos Aires, octubre 20 de 2005.-
Ante todo desmintamos a la bruta de nuestra zarina Kristina y su esposo, cuando el Embajador de Francia dice que el gobierno de ellos es populista no es una ofensa al pueblo argentino, sino que es la verdad, clara y directa verdad que se refleja cada día con la conducta del zarismo gobernante.
Ante tanta cobardía de los argentinos que en privado se expresan acerca de la corrupción del kirchnerismo, de su patoterismo autoritario, de cómo ha “aceitado” a la prensa para silenciar que se conozcan justamente sus vicios, las palabras que en privado dijo el señor embajador de Francia fueron una brisa de aire fresco.
¿Qué otra cosa que un gobierno populista es uno que elige como chivo expiatorio a quien ve débil, a quienes carecen de las armas necesarias para defender sus derechos, su buen nombre y honor ya que Néstor Ki5rchner ha logrado asegurarse un Kongreso, una Korte adikta, una prensa aceitada y dependiente de forma tal que quien se anime a decir la verdad pueda ser escarnecido solo para mantener la popularidad del régimen?
La violenta respuesta de la pareja zarista fue una clara prueba que la verdad es lo que más ofende.
Aunque suelo no compartir la línea de la política exterior de los franceses, en este caso quiero dejar bien en claro que estoy muy agradecido al señor embajador de Francia por no hacer de su país un felpudo de los Kirchner. El pueblo argentino no está ofendido por sus palabras monsieur Lot sino por la iracundia patotera de los Kirchner.