Artículo de "Argentina Days" - Propietario y Director: Santiago Manuel Lozano

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N ° 14/2005 - Año 6º

Buenos Aires, septiembre 27 de 2005.-

KATRINA Y RITA

Luego del huracán Katrina y por varios días los medios de comunicación, los ecologistas y demás fauna del progresismo internacional se lleno la boca con una mágica cifra de no menos de 10.000 muertos. En base a ella se descalificó en forma absoluta al gobierno federal de los EE.UU. y en especial al Presidente George W. Bush.

Pasado un mes los rescatistas y fuerzas de seguridad ahora han reestimado las víctimas fatales en unas 700 muertes.

En base a esa presión mediática el enorme aparato burocrático del gobierno norteamericano envió 25.000 bolsas para cadáveres. No se cuanto pesan esas 24.000 bolsas de más, ni cuanto ha sido el costo del flete de ellas, pero en cualquier caso a la maldad ideológica y catastrofista de la izquierda debemos sumar la ineficiencia del estado benefactor norteamericano.

En la saga del Katrina se encuentran muchos de los ejemplos de cómo el “Estado regulador” es un obstáculo al desarrollo y al sentido común. Algunos ejemplos claros y terminantes de ello fueron las 48 horas de cursos que el FEMA dio obligatoriamente a los miles de bomberos que se inscribieron desde otros estados como voluntarios para ayudar en New Orleáns, Mississipi, Alabama y Louisiana. Los cursos incluían prevención de acoso sexual. Así mientras las personas necesitaban auxilio en forma inmediata el Estado regulador y benefactor detenía la afluencia de ayuda de bomberos entrenados que trabajan en otras ciudades y estados para “reestrenarlos” en 48 horas.

El otro ejemplo es de los médicos que se inscribieron y viajaron como voluntarios a esa región. La gobernadora de Louisiana, Kathleen Blanco -demócrata- demoró varios días en dictar un decreto por el cual reconoció en forma transitoria y por excepción que esos médicos que trabajan normalmente en otros estados podían actuar sin “colegiarse en el Estado, ni rendir exámenes de capacidad”. El departamento de Seguridad de Lousiana también demoró varios días para autorizar la entrada a New Orleáns de la Cruz Roja, el Ejército de Salvación y otras organizaciones caritativas privadas.

Adicionalmente el FEMA para cumplir con los organismos tributarios, el IRS y otras regulaciones laborales entrego a cada voluntario un documento de 60 páginas que debían completar antes de autorizarlos a prestar ayuda. Como siempre el Estado esta más ocupado de recaudar impuestos e imprimir reglas que de permitir que la ayuda llegue.

El Alcalde de New Orleáns, Ray Nagin, no solo dejo estacionados los buses escolares de la ciudad, los que quedaron bajo el agua, sino que rechazo también la oferta de la compañía de trenes Amtrak para evacuar ciudadanos sin transporte

El FEMA y el gobierno de Lousiana negaron el paso a transportes de empresas como Wal-Mart y otras que llevaban cargas de agua mineral, otros alimentos y remedios. La razón alegada fue la falta de autorización para transporte interestatal. Muchos ciudadanos reemplazaron los camiones con sus camionetas particulares, sus minivans y aun automóviles, pero arriesgándose a sufrir un decomiso y multas.

La causa por la cual los burócratas del FEMA negaron esos transportes es porque no le conviene quedar expuestos a la mayor eficiencia del sector privado, a la caridad de personas, empresas e iglesias. Eso deja en evidencia que las personas pueden responder antes y mejor que el Estado, los ciudadanos hasta podrían darse cuenta de cuanto dinero en impuestos es cobrado para mantener funcionarios y organismos que son un fracaso. Eso, que los giles que pagamos impuestos nos avivemos que ellos son el problema es algo que ningún funcionario estatal, en ningún país del mundo quiere permitir.

 

En suma estos pocos ejemplos una vez más exponen como el Estado benefactor y regular termina anulando el sentido común, entorpeciendo no solo el progreso sino hasta la caridad. Aún en naciones que se suponen libres el Estado intenta monopolizar hasta el auxilio en las catástrofes y el ejercicio de la caridad. El resultado de estas políticas es la anulación y destrucción de la moral de las personas, el establecimiento final de una suerte de estado soviético, donde la vida queda totalmente regulada por el estado y hasta la caridad es reemplazada por la autorización política.

Los medios de comunicación han insistido también en el supuesto racismo de George W. Bush y los republicanos frente a las víctimas de Katrina en New Orleáns, sin embargo no parecen haberse preocupado de las demás víctimas del huracán que en su mayoría son blancos. Ni tampoco que esos miles de evacuados han recibido hospedaje en casas de otros norteamericanos, que no se preocuparon del color de piel de las víctimas. Pero claro que mostrar este detalle no tiene rating, no sirve para promover el odio contra Bush, mucho menos porque en general esos que hoy dan asilo en sus casas son habitantes de condados donde el voto es mayoritariamente republicano. ¡Horror! Esos ciudadanos comunes, no elitistas son republicanos y caritativos.

Ante el aviso del huracán Rita más de 2.000.000 de personas se auto evacuaron de la costa de Texas y la ciudad de Houston sin violencia, sin saqueos. Naturalmente en algunos pocos casos se agotaron las naftas y la reposición se dificulto. Pero podemos pensar en las largas colas que se forman cada verano en el recambio de turistas cada quincena en las rutas de la costa atlántica argentina para comprender la magnitud del esfuerzo logístico en Texas y su enorme eficiencia.

Aunque la CNN y otros medios hablaron de miles de autos abandonados en las rutas por haber agotado el combustible, las imágenes que ellos mismos mostraban exponían que muy pocos automovilistas sufrieron ese percance. Y esas imágenes mostraron algo más importante como ha sido que los propietarios abandonaron sus vehículos sin temor a que fueran robados, que otros automovilistas aún en medio de la evacuación les dieron un espacio para seguir alejándose del peligro.

Pero los izquierdistas no desisten ni aun ante un drama como el desatado por el Katrina. Por ejemplo George W. Bush en el paquete de ayuda a las víctimas propuso dar vouchers educativos a las familias cuyos hijos han quedado sin escuelas. Los demócratas se oponen porque sostienen que eso pone en peligro la educación pública en una ciudad desvastada y cuyos índices educativos ya eran lamentables, donde las escuelas públicas están arrasadas los políticos de izquierda prefieren dejar sin educación a los niños antes que dejarlos comprobar los beneficios de la libertad de elegir, de asistir a escuelas privadas.

Es que saben que quienes reciban el voucher educativo empezarán a ser libres del clientelismo político y estatal. Igual que en nuestro país quieren mantenerlos sometidos a la ayuda social para que sigan siendo pobres siempre.

Y estos casos nos llevan a las cuestiones morales ocurridas en los huracanes Katrina y Rita. ¿Porqué una comunidad como la tejana no tuvo temor a evacuar sus casas, no cayo en la violencia y sí la de New Orleáns? ¿Por qué en New Orleáns frente a un desastre natural muchos se lanzaron a saquear y robar mientras otros se pusieron a ver en que podía ayudar a sus vecinos, a otros que ni conocían?

Y como siempre en estas cuestiones es donde encontramos las distinciones morales, de cómo el “estado benefactor”. En New Orleáns esa política arruino los valores de los destinatarios de la ayuda social. Los saqueadores no saquearon por el color de su piel sino porque están acostumbrados y enseñados a vivir de los otros sin dar su trabajo, esfuerzo a cambio.

En Nueva Orleáns y en Louisiana el estatismo, el progresismo expandió el Estado la punto que falló en sus funciones esenciales, las de brindar seguridad y justicia. Lo que no se puede discutir es que es rol del Estado asegurar y proteger el derecho de propiedad de los ciudadanos. Y también que cuando el Estado se ocupa de cuestiones que le son ajenas no puede cumplir con aquella función y por lo tanto los ciudadanos tienen que inclusive tomarla la seguridad a su cargo

Tanto durante Katrina como en Rita se pudo ver lo que es natural de hombres libres, ayudarse y cooperar para resolver una situación de gravedad o desastre. Es natural que ante una catástrofe, una dificultad las personas cooperan entre sí para buscar soluciones, lo antinatural e inmoral es ponerse a saquear a otros. Pero los saqueadores fueron y son una minoría, que justamente en este caso han sido los destinatarios por décadas de los programas sociales del “estado benefactor” norteamericano.

Cientos de miles de víctimas del Katrina han encontrado ayuda, casa en las de otras familias sin necesidad de intervención del Estado. Por ahí hay quienes dicen que las sociedades libres y capitalistas son salvajes. Lo salvaje es el estatismo, el reemplazo de la libertad por la autorización, de la caridad por los “planes sociales”.

No se trata de un gobierno de mejores intenciones, sencillamente el “estado benefactor” es el problema, arruina la productividad y creación de riqueza mediante altos impuestos, arruina la capacidad de progresar de los trabajadores, en especial de la clase media, genera conflictos de clases, prejuicios raciales hacia quienes quedan aprisionados en los programas sociales mientras los demás ciudadanos saben que sus impuestos son altos para mantener a quienes no trabajan. Y todo ese círculo vicioso donde se reemplaza la cooperación y trabajo por la dádiva y el ejercicio de la autoridad por el solo ejercicio del poder termina arruinando la moral de las personas, por llevarlos al engaño que el Estado siempre ha de resolver todo. Y cuando sobrevienen catástrofes mayores quienes se han acostumbrado al engaño reaccionan con violencia y odio.

Mientras tanto se llenará de voces “políticamente correctas” reclamando más presupuesto, es decir mayores impuestos, como si con eso se resolviera el problema. La verdad es que el “estado benefactor, interventor, dirigista” expone sus incapacidad para reemplazar el sentido común y la moral de las personas.

Una de las lecciones que también dejo Katrina es que el estatismo siempre genera políticos que echarán las culpas sobre los hombros ajenos, y ese tipo de no liderazgo termina por quebrar entre los pueblos el sentido de responsabilidad individual, el respeto cívico a los derechos de los demás.

En muchos sentidos Katrina ha sido devastador en los daños materiales causados, pero también al exponer como el estado benefactor termina por impedir que muchas personas puedan entender que es lo que está bien y lo que está mal. No alcanzará reconstruir New Orleáns si solo se reconstruye edificios, en muchos sentidos luego de Katrina hay que recuperar aquellos valores del modelo republicano que nació en 1776 con los padres fundadores de los EE.UU. y abandonar la ruina moral del progresismo. De otra forma solo se estará preparando algún otro desastre futuro.

 

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